viernes, 1 de septiembre de 2017



    Nº 9 Año I
    Setiembre de 2017


Ares, Afrodita y Efaístos

SUMARIO

Espejito ...espejito






Espejito…espejito

Texto: Alicia Grela Vázquez
Imagen: Elsa Sposaro

El símbolo mítico femenino encuentra su imagen más consagrada en la figura de Afrodita, la Venus romana. Los deseos más oscuros, las pulsiones y apetencias  irracionales la tienen como protagonista. La diosa griega, es lo mismo que otras, un objeto de deseo, de uso, posesión, ornamento, decoración, complemento y reproducción. Pero, a un tiempo se define en sus acciones como sujeto de derecho sobre sí misma, soberana de su cuerpo.


Afrodita  (Venus) - Redon




El emotivo arcano arranca desde su gestación y nacimiento. Si bien todos los mitos reconocen versiones diferentes, los referidos a su origen lograron enfrentar a los más grandes poetas griegos. Homero dijo que ella era hija de Zeus y Dione, (que en los dialectos usados en su producción épica este sustantivo era la forma femenina de Zeus). Esto sería equivalente a decir que Afrodita descendía de un dios y una diosa. A su vez su madre era hija de Tetis y Océano.



 Dione


En oposición a esto Hesíodo cuenta que Venus nació de la espuma del mar, luego de que Cronos, tras castrar a su padre Urano, arrojó los testículos de éste a las aguas. Del semen postrero se generó la diosa, que Céfiro condujo hasta la isla de Chipre.  Allí las Horas la cuidaron, alimentaron y educaron perfeccionando al crecer todos sus encantos.



Céfiro y Flora – W. A. Bouguereau


Al llegar a la adultez sus nodrizas, las Estaciones, la llevaron al Monte Olimpo, con la manifiesta intención de ofrecérsela como obsequio a los dioses principales del panteón. Tan intenso contenido sexual congénito e innato no pudo sino hacer de ella el mayor objeto de los deseos. Todos mortales e inmortales la deseaban por igual.



Panteón Olímpico



El amor a primera vista surgió en forma simultánea y repentina entre los divinos olímpicos. Para protegerla del acoso Zeus le hizo un lugar privilegiado junto él con la pretensión de evitar males mayores y nuevas luchas, como las contadas en la Teogonía. Como reconocimiento la dio por esposa a su hijo (con Hera) Hefaistos, quien había fabricado el rayo para él, el arma con la cual venció a sus enemigos.



Hefaistos (Vulcano),  Venus y Marte



Si bien el maestro de las Artes del Fuego fue su marido, Ares, patrón de las Artes Marciales fue el principal de sus amantes. El implacable Marte, el dios de la guerra era hijo de Zeus y Juno, aunque algunas versiones cuentan que fue engendrado tan sólo por ella, al tener contacto con una flor de los campos, bajo la dirección de la diosa Cloris (Flora).



 Flora - Botticelli



Ares (Ares) se representaba como el protagonista de los enfrentamientos bélicos más sangrientos y crueles. Fue la consolidación de las ideas más abstractas de la desolación y la muerte. Él dio nombre al día martes y al llamado planeta rojo, que era la forma perfecta que él podía adoptar.


Ares y Afrodita


De sus apasionados encuentros amorosos nació Eros (Cupido). El niño con sus flechas de oro o de plata, de punta aguda o roma, causó estragos entre los humanos y también entre los inmortales. Tanto fue así que sus reiteradas acciones aviesas hicieron que su amorosa madre lo reprendiera muy seriamente. En la Teogonía Hesíodo afirmó que Cupido era hijo de Erebo y Nyx. Así las cosas, Eros correspondería a la fuerza universal de atracción y armonización de todos los elementos.



Venus reprende a Cupido



Cualesquiera que hayan sido sus padres, el pequeño travieso continuó con sus impertinentes flechazos. Júpiter (fiel a sus ancestros y haciendo honor a ellos y al infanticidio del cual todos se gloriaron) trató de eliminarlo. Sabido es que el supremo no podía matarlo, porque el pequeño también era divino y, por lo tanto, inmortal.




Eros pateando a Venus


Venus, temiendo aún algo peor que la muerte, escondió al divino infante en la espesura de la selva. Allí los animales silvestres lo alimentaron y le ayudaron a desarrollarse plenamente hasta alcanzar la forma de un joven y fuerte adolescente. Fue entonces cuando llegó su turno otra vez de procurar más disgustos.



Eros y Psique – Van Dijk



Eros rapta a Psique - Bouguereau



El divino vástago se enamoró de Psique (Alma en griego),  que aunque mortal y tenía una característica que la hacía irresistible. Esta propiedad era su indescriptible belleza. Esa relación provocó incontenibles celos en quien no tenía entre sus múltiples proyectos, convertirse en la suegra de una mujer, por noble que fuera.



Boda de Eros y Psique – Boucher



Eros tenía el perfil  del seductor. Era controlador. Permanecía enmascarado en la noche y se ausentaba de día. Tras el romance, la boda y la convivencia en el lujo y la opulencia en el  palacio, el ocultamiento, la intriga y el engaño, se produjo el abandono airado del galán, después de haber sido descubierto. 



Psique y Eros - Zucchi





Psique y Venus - Rafael


La infortunada víctima recurrió a Venus para tratar de recuperar a su amado, con su auxilio. Pero la diosa para darle su ayuda le encargó a su rival en el afecto trabajos tales que su realización sería un logro aún para Hércules. La desolada princesa terminó por suicidarse. El simbolismo implícito en este penosísimo episodio es perfectamente claro: el alma, sin amor, muere.



Psique y Caronte





Recepción de Psique en el Olimpo – Caravaggio



Otro vínculo sentimentalmente importante fue el de la afrodisíaca Venus con Adonis. El más bello de los jóvenes humanos fue producto del incesto del rey Cíniro de Chipre con su hija Mirra, quien voluntariamente estaba realizando en esa ocasión su complejo de Electra (consistente en la mujer en el enamoramiento sentido en relación con el padre y el rechazo de la madre).



Cíniro y Mirra – V. Solis



Ella, para evitar que su progenitor le impusiese la muerte como castigo ejemplar pretendidamente moralizante, a su infracción capital: el máximo exceso, la transgresión de las normas patriarcales, se transformó en el árbol que conservó con vida al fruto de su embarazo y que permitió se extrajera al neonato  Adonis.



Nacimiento de Adonis - Franceschini



Cuando el fiero Marte supo del romance de Afrodita y Adonis, hizo uso de la característica propia de los dioses: la metamorfosis, y mutó en jabalí. Con sus largos colmillos, por celos incontrolables hacia el nuevo amor  de su eterna amante, hirió de muerte al hermoso joven. De la sangre del príncipe, derramada por el irascible dios, surgió una mata de anémonas.



Marte, Venus y Adonis



Venus quiso auxiliar a su joven enamorado, pero no pudo salvarlo de la pulsión asesina de su  violenta y permanente pareja. Además, la desenfrenada acción de Ares lastimó también a Afrodita, provocándole numerosas heridas. De las gotas que de ellas brotaron, nacieron rosas blancas que luego mutaron en rojas.


Venus, Adonis y Cupido



El gran Zeus, conmovido por el profundo sufrimiento de Venus, se apiadó y le concedió al infortunado enamorado como licencia que pasase la mitad del año sobre la tierra y la otra en el Hades (el mundo subterráneo y oscuro de los muertos). Así Adonis podría simbolizar el paso del sol, en los dos períodos (primavera – verano y otoño – invierno), correspondientes al perigeo y apogeo respectivamente. Nuestra estrella en su movimiento aparente sube en la esfera celeste, hasta llegar a la constelación de Cáncer, para luego bajar hasta alcanzar la de Capricornio.



El sistema geocéntrico de Tolomeo



Afrodita tuvo también amores fecundos con el dios Hermes (Mercurio). De ellos nació Hermafrodito, cuya educación fue encargada a las Náyades, protectoras de los ríos y las fuentes. Se cuenta que vivía en el Monte Ida hasta que la ninfa Salmacis se enamoró de él, sin lograr ser correspondida.
 

Salmacis y Hermafrodito




Salmacis y Hermafrodito


Ella, compensatoriamente pidió como resarcimiento a los dioses que uniesen sus dos cuerpos. Su demanda fue atendida y su deseo le fue concedido. Esto estaría referido más que al dualismo de los sexos, a la bisexualidad. De este modo Hermafrodito simbolizaría no sólo al andrógino biológicamente constituido como tal, que sería un caso excepcional (XXY), sino a la humanidad toda.



Hermafrodito



La hipersexualidad de Afrodita en la actualidad pseudocientífica sería reducida a un exceso (una sobredosis) de feromonas. Pero la diosa es mucho más que eso. También remite a la bisexualidad que en el siglo XX sería reconocida en sus obras por la interpretación que diera Sigmund Freud.





Otro amante mortal de Venus fue el príncipe Anquises. Con él gestó a Eneas, el héroe troyano, que una vez vencido, dejó la ciudad cargando a su anciano padre. Luego se vinculó con la princesa Dido, que se inmortalizó como el Ave Fénix y finalmente, en el Lacio fundó Lavinius. A esto se debe la semejanza entre la cultura griega y latina.



Anquises y Venus - Carraci





Eneas saliendo de Troya -  F. Barocci


Esta relación remite a hechos relevantes anteriores, como la boda de Tetis. Ella había tenido como pretendientes a Zeus, Neptuno y Apolo. Pero, dado que el oráculo había augurado que el hijo de esta deidad tendría más poder que su padre, los dioses desistieron de la propuesta matrimonial. Es por eso que esposó a un humano: Peleo.



Tetis y Peleo



La fiesta tenía la pretensión de desarrollarse sin incidentes. Es por eso que Eris, la diosa de la discordia no fue invitada. Como represalia ideó una estrategia para agredir y hacer que se enfrentasen entre sí las divinidades más solicitadas en la reunión. Así fue que elaboró una táctica que le permitió lograr sus propósitos.



Eris



Con precisión llevó adelante un plan siguiendo una receta  magistral que preparó y ejecutó por pasos cuya  secuencia se aseguró metódicamente para llevar a cabo su venganza. Lo primero: tomar una manzana de oro de las que crecían en el Jardín de las Hespérides. Luego, grabar en ella una inscripción particularmente egocéntrica: “para la más bella”. Arrojar el singular fruto al paso de las diosas Hera, Atenea y Afrodita, que no podrían evitar la auto referencia. Finalmente: esperar el efecto.



La manzana de la discordia – Jakob Joraens




Juicio de Paris - Simonet


Había un juez sobrenatural para dirimir la cuestión y saber a quién correspondería ese premio. Sin embargo, Zeus se declaró incompetente, pues tenía un evidente e innegable conflicto de intereses: las tres aspirantes que presentaron la demanda eran miembros de su sagrada familia.



Zeus


La Suprema Corte no dictaminó sobre la controvertida causa, pero la trasladó a un tribunal inferior. El caso cayó por sorteo en un mortal. El elegido de ese modo para emitir su dictamen fue Paris, uno de los diecinueve hijos (el díscolo) de Hécuba y Príamo, los reyes de la próspera Troya. Según algunos relatos el extranjero, devenido en juez local, estaba momentáneamente en Grecia como diplomático, mientras que otros lo hacen espía al servicio del estado rival, simulando ser pastor.



Hécuba y Príamo



Las tres participantes ofrecieron al jurado irresponsable sobornos variados, mostrando que la corrupción en los concursos es de larguísima data. La poderosa Hera le ofreció triunfos y riquezas. La irresistible Venus le prometió disfrutar del placer de poseer a la mujer más bella de su tiempo: Elena, hija de Leda y Zeus.



 Leda y el Cisne (Zeus) – Miguel Ángel



Leda y el Cisne – Wilton House



Por su parte Atenea, diosa de la guerra, no perdió el tiempo con dádivas. Ella optó por las amenazas. Le aseguró la muerte para él y los suyos y hasta la destrucción del país que su familia gobernaba. Cualquier hombre sensato podría haber dudado. Pero Paris no era de esa clase.



Palas Atenea Guerrera


La sensual Afrodita apeló a su erótico ceñidor, intuyendo aquello que la sabiduría popular castiza diría sobre la fuerza de las carretas, (haciéndose acreedora del legado griego y mostrándose una vez más como una de las tres hijas de Helena). Así, la diosa del amor se hizo ganadora del título derivado de la manzana de la discordia: el de la Belleza.



Juicio de Paris - Mosaico romano



Los humanos Leda y Tíndaro emulaban a la pareja de los inmortales constituida por Afrodita y Hefaistos, en cuanto a lo estético. Ellas encarnaban los valores de lo bello y ellos los disvalores de lo feo. La dupla de los mortales reinaba sobre el estado más belicoso de la Hélade: la recia y marcial Esparta.


Tíndaro – Igor Mitoraj


Elena fue varias veces pretendida a la vieja usanza: el rapto. Sus hermanos Cástor y Pólux la salvaron en más de una oportunidad. Pero ella finalmente se casó con Menelao. Venus condujo a Paris hasta el palacio real espartano, para que él pudiera capturarla, secuestrarla y llevarla consigo a su patria: Ilión.



Boda de Elena y Menelao



Tras este suceso la víctima dejó de ser la reina de Esparta y pasó a ser conocida como Elena de Troya. Afrodita la entregó, y cumplió con esto la parte de su trato. La trata de personas también tiene destacados antecedentes. Por su parte Minerva, con ayuda de Juno, concretó sus advertencias, que la mitología recogió. El resto es Historia Antigua, que la tradición oral resumió en el dicho: “ardió Troya”.



El amor de Elena y Paris - David


Por otra parte, la iconografía frecuentemente mostró a Venus acompañada por las Tres Gracias. Ellas eran las hijas de Eurínome y Zeus, aunque algunas versiones hacen de Baco (Dionisio) su padre. Séneca dijo de ellas que para inspirar amor, alegría y elocuencia estaban muy unidas y que nada las separaba.




Las Tres Gracias – Rubens


Estas tres diosas: Eufrosine (Alegría), Talía (Floreciente) y Aglae o Aglaya (Brillante) presidían toda reunión que tuviese como centro el placer. Ellas entretenían a los inmortales y hacían de los humanos, por su inspiración, artistas, oradores o filósofos.



Las Tres Gracias – Rafael



Así como ellas eran inseparables, sus propiedades características eran también indiscernibles. Estaban referidas a la gracia a los ojos, la lengua y el alma, al hechizo, la alegría y la belleza. No hacían gala de estas cualidades, pues además eran muy modestas.



Las Tres Gracias – Botticelli



Afrodita con un derivado de su nombre en griego designó como afrodisíacos a un conjunto de estimulantes de la actividad sexual. Chico Buarque de Holanda lo expresó, pese a la censura de su tiempo y país en Oh, qué será.






En cambio su forma latina Venus sirvió para denominar al planeta y al día de la semana (viernes).  Su adjetivo venéreo, señaló a las estigmatizadas enfermedades de transmisión sexual (ETS). Con todo, la diosa de la belleza y el amor nos ha legado su espejo, que sirvió de símbolo de lo femenino, en el que podemos ver cada Reflejo de Mujer.


El Espejo de Venus – E. Coley Burne Jones




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