martes, 7 de marzo de 2017

REFLEJO DE MUJER

Nº 3  Año 1

Marzo de 2017


Afiche 8M - Elsa Sposaro

SUMARIO

La mujer sapiens
A Lilith
Eva: subordinada o par


La mujer sapiens

Texto: Lic. Alicia Grela Vázquez
Imagen: Prof. Elsa Sposaro



Los antropólogos han investigado las cuevas de Altamira, en España desde que en 1868 Modesto Cubillas las descubriera. Forman un conjunto con otras de Cantabria, Asturias y el País Vasco. Todas ellas a su vez se amalgaman con las de Francia y corresponden a la denominada escuela franco-cantábrica, caracterizada por la policromía de las figuras realistas de animales y humanos.


 Ubicación de Altamira

                                              
                                                                   
En la cueva de Lascaux, integrante del sistema de grutas de Dordoña en Francia, los arqueólogos trabajaron desde su descubrimiento en 1940 hasta que el deterioro causado por los visitantes, obligó en 1963 a las autoridades a proceder al cierre, la restauración y la réplica, para satisfacer el interés del público en general por las maravillosas pinturas rupestres.


Ubicación de Lascaux



Los estudios científicos han podido reconstruir la vida de los humanos en la Edad de Piedra y conjeturar sobre sus sentimientos, sus pensamientos, sus leyes, su organización a través de sus obras pictóricas. De ellas han inferido una diferencia presuntamente emocional entre varones y mujeres que se observaba ya en el Paleolítico Superior.


Cueva de Altamira


La psicología del hombre que habitó esas cavernas fue interpretada contemporáneamente disfrutando de la luz y el calor del fuego, en el interior de una cueva, con otras personas, entre veinte y cincuenta. Cada hogar disperso en los valles se presume era de propiedad de un varón, el más poderoso del grupo que vivía en ese refugio. Los propietarios formaban una especie de tribu que en determinados momentos se reunía de común acuerdo en un consejo, pero uno de ellos (“con don de mando”) era el jefe.


Techo de la gran sala de Altamira



La forma económica de entonces les imponía el uso de animales, luego de atraparlos. Esto tenía sus dificultades, pero se los necesitaba para obtener de ellos la carne y la leche que les sirviera de alimento; pelo y cuero para vestido y calzado; tripas y huesos para instrumentos y armas. Cazar a las bestias era peor aún. Para eso se reunía la junta.


Pintura rupestre


Esa actividad exigía la colaboración de los hombres. Entonces aprovecharían en beneficio de todo el grupo, su experiencia particular y su singular destreza en la fabricación y el empleo de las armas y las técnicas y estrategias de cacería. En ese contexto eran frecuentes los accidentes, y como resultado final la muerte por gangrena. La esperanza de vida no superaba los cuarenta años.

Megaloceros



En esa sociedad de predadores, la vida de las mujeres debió haber sido muy diferente a la de los varones. Pasarían la mayor parte del tiempo en la cueva o en sus alrededores, recogiendo frutos, raíces y plantas comestibles. Incluso podrían en una parcela de tierra próxima, cultivar vegetales para su dieta.


Detalle de los signos en la galería final – Altamira


Los científicos sociales se aventuraron a suponer que la familia tendría seguramente dos estructuras posibles. En una, el varón de más edad y/o propietario de la cueva, tendría varias esposas entre doce y veinticuatro años. En la otra, las mujeres eran compartidas por igual entre todos los hombres. A ella la llamaron “clon”, pues se atrevieron a hallar una forma análoga a la de una colonia de bacterias, provenientes todas ellas de la reproducción asexual de una célula madre.



Gran Sala Altamira


En cualquier caso, las mujeres quedaban solas al cuidado de los niños, cuando los varones iban a cazar. Ellos deberían deliberar, hacer acuerdos, planes y proyectos para la empresa. La mujer, según ellos no estaría así determinada. Hay autores que por prejuicios sexistas y machistas pretenden hallar en esta diferencia, la raíz de la presunta impuntualidad tradicionalmente atribuida a la mujer.



Cazadores



Así es que, bajo una capa de aparente neutralidad científica, se continúa asociando a la mujer con la inestabilidad y al varón con la previsión. Claro que es innegable que las diferencias de comportamiento y las dificultades propias de cada sexo son importantes, como lo son también las características biológicas.




Bisonte


Aristófanes en “Lisístrata” habla de los “primitivos”, variantes del Homo sapiens que se dispersaron por Europa, desarrollando su cultura por milenios. En otros grupos humanos contemporáneos o recientemente desaparecidos,  pudo haberse observado un comportamiento semejante al señalado. Julio César en “La Guerra de las Galias” describió la organización de los celtas, por ejemplo.









El habitante de las cuevas dejó testimonio de su vida en los utensilios que usó y en sus dibujos, valiéndose de tierra, carbón vegetal y almagre (óxido de hierro). Cuando dibujaba a los cazadores, lo hacía linealmente, con formas geométricas y daba igual importancia a la persona y a los instrumentos (lanza, arco, flechas). Usualmente mostraba a los cazadores desnudos y con largos cabellos


Filón de almagre natural



Sin embargo, la representación artística de la mujer en ese mismo período, proporciona más información. Así, en el valle del Ebro aparece un grupo de mujeres, un hombre y un pequeño rumiante. Otros dibujos exaltan las formas redondeadas, propias de las Venus, y sus peinados.


Venus



Algunos autores especialistas en el tema, creyeron encontrar como fundamento para los dibujos y las tallas femeninas, una relación con ritos de fertilidad. Otros, ni siquiera admiten esa posibilidad, pues la consideran aún muy alejada del pensamiento paleolítico. Pero en ambos casos, los restos materiales, como los que muestran a mujeres en una especie de danza, con largos vestidos de piel o de paja, son signos evidentes de una actividad. Ellos son símbolos que esperan ser descifrados, como expresiones religiosas (diosas madres) o estéticas (goce estético).


Danza


La contemplación de algo agradable, como de la belleza de la mujer, pudo no ser ajena a los habitantes de las cuevas en el Paleolítico. Ese ser rústico (aunque quizás no tanto como para participar de la caza), que gestaba, paría y criaba hijos y cuidaba de su prole y de los varones, pudo haber sido a un tiempo modelo y hacedora de las obras prehistóricas que, como ella, esperan aún hoy nuestro reconocimiento, a despecho de quienes como ancestralmente creen lo contrario.



Diorama de la cueva de Altamira – Obra del escultor Josep Font





A Lilith

Texto: Lic. Alicia Grela Vázquez
Imagen: Prof. Elsa Sposaro
Etimológicamente el nombre “Lilith” deriva del hebreo “Lil” que designa a la noche. Así  Lilith significaría “nocturna”. Con este término se transmite la idea de oscuridad,  ausencia de luz y se lo conecta con otras características individuales y su campo de acción: la otra parte del día y los hechos que en tal momento acontecen. Un castizo refrán dice: “Lo que sólo anda de noche, nada bueno es.”
Por otra parte, uno de sus símbolos, el animal  más frecuentemente asociado, la lechuza, refuerza equívocamente  esta consideración, pues es un ser de hábitos nocturnos, que se mueve en las tinieblas, impregnado de brujería y muerte. Pero, simultáneamente, es un ícono de la sabiduría, como el búho de Minerva, tomado por la Filosofía y la Psicología.
 


En algunos de sus aspectos Lilith se asemeja a las diosas madres con un tinte de oscuridad, como Gea entre los griegos. Ellas gobiernan sobre los elementos del mundo subterráneo y se relacionan con el ciclo de la vida y la muerte de los seres vivos. Son alfa (principio) y omega (fin).
Corriente y popularmente Lilith es representada como una mujer seductora, desnuda, con su piel como único vestido, pelirroja.  Su cabellera rizada le sirve de manto para envolver su cuerpo. También se la representa sentada sobre la concavidad de una oscura media luna, visible al tercer día de la luna nueva en el horizonte occidental. Entonces muestra una estrecha franja de luz combada, que facilita observar las sombras del resto del cuerpo celeste.
Lilith

Lilith no sólo se muestra como una atrayente mujer, sino también como un bello animal, un ser ambiguo, un habitante de ambos mundos, un híbrido  de humano y bestia. Es considerada como un ente monstruoso, una fascinante diablesa (demonio hembra) y como una fantasmagórica habitante de las penumbras, generadora de seres aberrantes, como la Noche y Gaya entre los helenos.                  

Nix
                                  
Siempre se la considera movida por las emociones y las pasiones. Su halo misterioso caracteriza su comportamiento transgresor, vinculado con la rebeldía, la desobediencia, el desacato, la oposición a los mandatos. Este desafío a la autoridad, la patriarcal en principio, y a  sus sustitutos eventuales, la torna peligrosa, pues va de la mano del deseo y la tentación. Por todo ello, su figura  se asocia indebidamente a la malignidad.
Si se tratara de buscar la causa de esto, debería verse que en el Antiguo Testamento aparece la insinuación de otra tercera persona, Lilith además de la consabida pareja de la creación. Ella  tiene mayor protagonismo en la literatura hebrea paralela, más que en el texto las Sagradas Escrituras.

Antiguo Testamento


Su origen puede buscarse en una tradición mesopotámica que la une entre otras a las diosas babilónicas Ishtar, Inanna y Anath. El Judaísmo no la ha deificado. Sólo la ha usado como un medio para introducir la idea del mal vinculándolo con lo femenino. Bajo esta forma ha generando una leyenda, rituales, estereotipos  y prejuicios.
Según esa narración, después de que Adán viera desfilar a las parejas de todos los seres vivientes, sintió envidia de ellos. Es por eso que intentó copular con cada hembra, sin hallar satisfacción en ello.  Así fue que rogó a Dios diciendo que: “Todas las criaturas, menos yo, tienen la pareja apropiada”. Entonces Dios formó con sus manos a Lilith, la primera mujer, pero con inmundicias y sedimentos como insumos.
Ella, como Isabella Oliveira, el personaje encarnado por Penélope Cruz, en la película “Las mujeres arriba” estrenada en el año 2000 se resistía a yacer por debajo de Adán, argumentando: “¿Porqué he de yacer debajo de ti? Yo también fui hecha por Él y, por lo tanto, soy tu igual”.  Esta protesta fue desatendida por el varón, y tanto que decidió violentarla. Al ser violada por su pareja, ella pronunció el nombre de Dios, se elevó por los aires y desapareció.



Isabella Oliveira (Penélope Cruz)

Adán presentó sus quejas ante Dios, quien envió a buscarla a los ángeles Sansenoy,  Semangelof  y Senoy. Ellos la encontraron en las proximidades del Mar Rojo. Esa región se consideraba plagada de demonios, con los cuales la tradición suponía que ella había engendrado a los Lilim, según decía: “a razón de más de cien por día”.


Sansenoy,  Semangelof  y Senoy


Los divinos mensajeros la presionaron, ordenándole regresar con Adán de inmediato o la ahogarían. Ella les contestó que luego de su estancia en ese lugar, ya no podía regresar con él. Los enviados continuaron con la reiteración de las amenazas de muerte.
Lilith se vio obligada a justificar la razón de su conducta, explicando: “¿Cómo puedo morir, si Dios me ha ordenado que me haga cargo de todos los recién nacidos, de los niños hasta el octavo día de vida (el de la circuncisión) y de las niñas hasta el vigésimo día? No obstante, si alguna vez veo vuestros tres nombres o vuestras efigies en un amuleto sobre un recién nacido, prometo perdonarle la vida”.
Así fue  llegaron a un acuerdo. No obstante, Dios castigó a Lilith, haciendo que cientos de sus hijos demoníacos perecieran por día y que, encolerizada por la presencia de un amuleto protector, matara a su descendencia, homologando a la trágica Medea.
Medea

Quizás la marcha de Lilith a Oriente y el posterior surgimiento de Eva, sirvieran metafóricamente para marcar la conducta moral de una esposa, sometida física y psicológicamente, para servir y acompañar a su marido. Los textos sacerdotales (más tardíos) dicen que ambos: varón y mujer, fueron  hechos simultáneamente a imagen y semejanza de Dios. Pero, desatendiendo a aquella, la más arcaica versión popular transmite otro mensaje, pues a Eva se la hace creada a partir de la costilla de Adán.
En algunos relatos se menciona también la posibilidad de que Lilith hubiera acogido al maldito Caín, después de haber sido condenado por el homicidio de su hermano Abel, engendrando así una nueva raza de “humanos”. Por lo tanto, podría decirse que existe las genealogías, la descendencia proveniente de Lilith y la de Eva.


Caín asesina a Abel – Pintura del siglo XV


Pero, por el contrario, también de frescura, espontaneidad, independencia, libertad y  autenticidad; pues el simbolismo es ambivalente y polivalente. Los pocos elementos a los que podemos acceder concretos y muy modificados de su mito confirman.

Lilith




Eva: subordinada o par

Texto: Lic. Alicia Grela Vázquez
Imagen: Prof. Elsa Sposaro

Las dos creaciones de la mujer según el Génesis permiten afirmar tanto la igualdad como la diferencia jerárquica con el varón. Es por esa razón que se hace necesario que revisemos los orígenes míticos sobre los que se apoya la distinción que hasta hoy la sociedad patriarcal ha consagrado y que aparentemente se sustenta en un fundamento religioso.

El primer libro del Pentateuco, tradicionalmente atribuido a Moisés, da cuenta de la creación de los cielos y la tierra, de la noche y el día, en el primer día: “Y fue la tarde y la mañana del día primero.”


Creación de la Vegetación - Beauvais



Pero no es sino hasta la jornada sexta en que se procede a la creación del hombre como culminación de toda la obra. Una vez dispuesto el escenario (los cielos, la tierra, las aguas del mar) con todos sus aditamentos (los animales de las distintas especies, con representantes en sus dos géneros) entra el protagonista.
“Hagamos al hombre a nuestra imagen y conforme a nuestra semejanza, y señoree en los peces de la mar, y en las aves de los cielos, y en las bestias, y en toda la tierra, y en todo animal que anda arrastrando sobre la tierra.”

Creación de Adán – Miguel Ángel


De este versículo surge otro dato de importancia: aquí se muestra una acción deliberada del Creador. Ya no es tan sólo: “Hágase la luz y  la luz se hizo”. Se utiliza un plural que, descartado el empleo por humildad, podría dejar lugar para el mayestático o dar pie para una velada mención a la Trinidad (que analizará mejor la Teología).
Se declara además, el propósito divino para esta nueva especie. El hombre es creado para señorear sobre toda la creación. El mando, el poder, el dominio está presente aún antes del surgimiento del hombre, dándole sentido a su aparición. “Y creó Dios al hombre a su imagen, a imagen de Dios lo creó; varón y hembra los creó.”


El jardín del Edén – Cole



Esta es la primera vez en que se habla de la creación del hombre. Y en ella el hombre y la mujer son creados simultáneamente y con igual jerarquía. Ambos son hechos a imagen y semejanza de Dios. Varón y mujer tienen además el mismo objetivo en el plan de la creación: dominar sobre lo creado: “sojuzgad la tierra y señoread sobre ella”.
Esta versión igualitaria de la creación se reitera más adelante y es cronológicamente más tardía. Curiosamente, sin embargo, no es ésta la recogida por la tradición. La mujer no tiene idéntico origen, según la narración popular, ni está llamada a gobernar nada (ni a sí misma) sino a ser sojuzgada. Pero ¿cómo justificar esta creencia?

Adán y Eva en el Paraíso – Poussin



Para responder a esto hay que volver al capítulo 2 del Génesis: “Formó pues, Dios al hombre del polvo de la tierra, y alentó en su nariz soplo de vida; y fue el hombre un alma viviente.” Este Dios que aparece aquí no es sino un dios alfarero, un demiurgo, muy distante del creador a partir de la nada (ex nihilo) del capítulo primero.
El Dios artesano tomó su materia prima de la tierra, como un alfarero, para crear al hombre y es en ella que plantó un huerto, pasando a ser un Dios agricultor. En ese jardín (el del Edén) puso Dios al hombre para que la labrara y guardase.


Creación de Eva – Miguel Ángel



Estando el hombre en el Edén, Dios advierte que “no es bueno que el hombre esté solo” y decide proporcionarle ayuda idónea. Mas, entre todos los animales no encuentra a ninguno que pueda cumplir con tal requisito. Éstos le fueron presentados a Adán por Dios, para que les diese nombre. Surge de este modo otro propósito divino que hace a la función del varón: nombrar, denominar.
Es así que, no habiendo entre lo ya creado un ser que acompañase adecuadamente al hombre, Dios debe procurárselo, ¿cómo? “Dios hizo caer sueño sobre Adán, y se quedó dormido; entonces tomó una de sus costillas, y cerró la carne en su lugar;  y de la costilla que Dios tomó del hombre, hizo una mujer, y trájola al hombre”.


El reposo del séptimo día


Dios adormece a Adán para quitarle un hueso de su costado, con el cual hacer a la mujer. Nuevamente es un Dios operario (cirujano) y no un auténtico Dios creador quien efectúa esta intervención. Entonces Dios le presenta la mujer al hombre. Ella es carne de su carne. Luego procede a darle nombre: Issah (Varona), porque del Is (Varón) fue tomada.


Es con la mujer que se realiza este bautismo peculiar, mientras todos los demás seres fueron nombrados por Adán y ese nombre es el que conservan, según el texto, hasta hoy. Su denominación no la deben a ninguna otra cosa más que a sí mismos. Es la expresión del realismo en el lenguaje, Sin embargo, la mujer es nombrada en segunda instancia, su nombre obedece a su referente: el varón.


Creación de Eva – Paolo Veronese



En esta segunda versión de la creación ella aparece después de que fuera creado el varón, como un subproducto de él (es hueso de sus huesos, aunque no se confunde con él). Pero lo es también por otras dos razones complementarias: es creada para satisfacer necesidades del varón: compañía y ayuda (lo cual implicaría una carencia) y es denominada por él (en el doble sentido: de ser el varón quien le da nombre y de recibir un nombre derivado del nombre del varón).


El hombre aún en esta segunda versión de la creación conserva un vínculo más original con su creador, ya que es de Él de quien recibe el nombre de Adán, (en hebreo: rojo), quizá por la tierra con la cual fue modelado; o tal vez por la sangre, símbolo de la vida que recibe. La mujer en cambio es tan sólo el resultado de un robo (porque fue perpetrado con violencia); una mutilación (un hueso de su costado) y un engaño  (mientras se lo hizo caer en un sueño).

Creación de Eva



Extraída de la persona del varón, es parte de él. Ella le pertenece como compañera y como ayudante o sirviente. Pero Eva como servidora es pésima, ya que se constituye en la primera de las rebeldes (si se exceptúa la categoría de los ángeles que también, según cuentan las Escrituras, se sublevaron). Y su rebelión es tal, que ella desafía no sólo a su dueño, sino también  a su Creador.


 El Reflejo de Mujer nos deja ver una imagen como relicto del Génesis. La versión sacerdotal narra la primera creación ofreciendo un aspecto más favorable e igualitario. La segunda, propia del relato tradicional,  nos ofrece un relato en que la posición femenina está en desventaja. Quizás ésta sea la razón por la cual ha sido elegida por la sociedad patriarcal para que ese relato se conservara en la memoria colectiva y perdurase en el tiempo.



En Monopolio Divino dijo Eduardo Galeano: “Los dioses no soportan la competencia de los terrestres vulgares y silvestres. Nosotros les debemos humillación y obediencia. Hemos sido hechos por ellos, según ellos; y la censura del alto cielo prohíbe que se divulgue el rumor de que son ellos quienes han sido hechos por nosotros.”




8 de Marzo Día Internacional de la Mujer Trabajadora






  REFLEJO DE MUJER  N° 52   AÑO V ABRIL de 2021   Texto: Alicia Grela Vázquez Imagen: Elsa Sposaro Juana de Flandes SUMARIO Isabel...