sábado, 13 de enero de 2018


N° 14 AÑO II
Febrero de 2018


Amazonas


SUMARIO

Asombrosas Amazonas

Amazonas

1542, Conlapayara: Las Amazonas



Asombrosas Amazonas

Texto: Alicia Grela Vázquez
Imagen: Elsa Sposaro

Por un tiempo hemos vivido en las proximidades del Mar Negro y aunque fundamos la ciudad de Esmirna y algunas otras prósperas localidades del Asia Menor, sólo se conoce de nosotras lo que difundieron quienes después de vencernos, nos agraviaron con falsos testimonios y mentiras ofensivas.


Antigua Esmirna



Hasta sus verdades (a medias) nos difamaron. Así Apolonio llegó a decir que estábamos exclusivamente dedicadas a las obras de Ares (el dios griego de la guerra, más conocido por su alias romano: Marte). Según este mendaz testimonio éramos movidas únicamente por la soberbia. El mismo cuento, quizás con algún sustento real, fue narrado por Herodoto. Él, considerado como padre de la Historia (y la Geografía) nos describió en el siglo V aC como asesinas de varones.



Herodoto



La etimología de nuestro nombre se construyó sobre la base de esos prejuicios. El dialecto ático hizo derivar "amazonas" de un término que entonces equivalía a "sin pecho". En el protoindoeuropeo significaría que "no teníamos marido". En el iraní sería sinónimo de: "guerreras". Y es este último el sentido que se conservó. Apolodoro de Atenas (el Gramático) historiador y mitógrafo griego del siglo II aC dijo que anualmente nos uníamos a los varones con fines reproductivos exclusivamente, para evitar la extinción de nuestra cultura.



Apolodoro de Atenas, el Gramático



Ulrico Schmidl, miembro de la expedición de Don Pedro de Mendoza (el primer Adelantado del Río de la Plata) contó a mediados del siglo XVI que nuestras hermanas halladas en el corazón ignorado y oscuro de América del Sur recibían visitas masculinas tres o cuatro veces en el año, con el mismo propósito.



Ulrico Schmidl







Los antiguos aseguraron que, cuando paríamos niños o los abandonábamos o los enviábamos a sus padres o los matábamos. Si las recién nacidas eran niñas, las manteníamos con nosotras, las criábamos, cuidábamos y amamantábamos. Es por eso que, nuevamente según Apolodoro conservábamos nuestro pecho izquierdo, mientras que el derecho lo comprimíamos (o lo cortábamos) para facilitar el disparo del arco. Por su parte, aquel viajero moderno aseguró que lo quemábamos, para mejorar nuestros aciertos y que cada flecha diese de lleno en su blanco.



Amazona preparándose para la batalla – P. E. E. Hébert



Contaron los historiadores helenos que los grandes batalladores fabulosos nos enfrentaron y vencieron, como lo hizo Belerofonte montado en Pegaso (el caballo alado de Zeus). El mítico exterminador de la Quimera fue contra nosotras. Ella se presentaba como un ser monstruoso de muchas cabezas (entre ellas la de un león y la de una cabra) que asolaba las tierras Licia.



Belerofonte y la Quimera – Mosaico

    

Nosotras los molestábamos tan sólo por existir en oposición a su forma de vida androide. Bendito Zeus que con su real justicia condenó al hombre a recordar meramente sus logros pasados y premió al animal, permitiéndole permanecer entre los dioses olímpicos. Nuestras valientes hermanas: Pentesilea, Antíope e Hipólita fueron víctimas de los grandes héroes helénicos. Ellas hicieron honor a su origen divino como dignas descendientes del rojo Marte.



Teseo y Antíope



Mas cuando participaron de la Guerra de Troya enfrentando a los invasores aqueos, Aquiles (el hijo de Tetis y Peleo) mató en combate a Pentesilea, se enamoró de ella y provocó el retiro de las bravas combatientes, según refirió también Virgilio. Este poeta presenta a la muerta como hija de Ares y Otrera. Proclo, en su resumen de la Etiópida de Arctino de Mileto, refirió el mismo episodio, reconociendo que la reina, después de sus muchas hazañas, fue muerta por el semidiós y enterrada por los troyanos.


 
La reina Pentesilea y Aquiles


Antíope fue raptada por Teseo. El hijo de Egeo y Etra la tomó en matrimonio e hizo de ella la única casada. Claro que, en otra versión se afirmó que el matador del Minotauro se casó con Hipólita (cuyo nombre significa “la que deja sueltos a los caballos”).



Hipólita y Hércules



Finalmente Hércules (hijo mortal de Júpiter y Alcmena) tuvo como novena tarea, arrebatar el cinturón mágico que Ares le diera a su hija Hipólita como símbolo de su autoridad principal. Heracles, llamado así por ser la gloria de Hera, no obstante lo recordamos más como filicida, para cumplir con su detestable trabajo secuestró a Melanipa (hermana de la reina Hipólita) para que ella entregase la reliquia y se diese por vencida definitivamente.



El cinturón de Ares



En el siglo XX ante la rivalidad entre los Aliados y el Eje, en 1941 en los Estados Unidos de Norte América, se recurrió a la creación de un personaje de ficción: la Mujer Maravilla (Wonder Woman). La historieta creada por Marston fue llevada a las pantallas de la televisión y del cine. En sus diversos formatos retomó algunas características similares a las de nuestra cultura, pero con las modificaciones necesarias para servir al nuevo imperio. Combinó feminismo y sexismo.

                

Princesa Diana      
Diana Prince, 1941  



W. W., 1975  Lynda Carter

   


W. W., 2016    Gal Gadot


Evocar a las amazonas, las famosas guerreras derrotadas desde el mítico comienzo: Clonia, Polemusa, Derinol y Evandra, y tantas compañeras más, nos exige ahora a las otras, desde el anonimato continuar en la lucha, buscando en esta cruel trama algún otro desenlace que permita lograr la reivindicación de la mujer insumisa.


Joan Baez - We shall overcome 




AMAZONAS

Texto: Eduardo Galeano
Imagen: Perica Jacoboni




1542, Conlapayara: Las Amazonas

Texto:Eduardo Galeano
Imagen: Elsa Sposaro



No tenía mala cara la batalla, hoy, día de San Juan. Desde los bergantines, los hombres de Francisco de Orellana estaban vaciando de enemigos, a ráfagas de arcabuz y de ballesta, las blancas canoas venidas de la costa.





Pero peló los dientes la bruja. Aparecieron las mujeres guerreras, tan bellas y feroces que eran un escándalo, y entonces las canoas cubrieron el río y los navíos salieron disparados, río arriba, como puercoespines asustados, erizados de flechas de proa a popa y hasta en el palo mayor.






Las capitanas pelearon riendo. Se pusieron al frente de los hombres, hembras de mucho garbo y trapío, y ya no hubo miedo en la aldea de Conlapayara. Pelearon riendo y danzando y cantando, las tetas vibrantes al aire, hasta que los españoles se perdieron más allá de la boca del río Tapajós, exhaustos de tanto esfuerzo y asombro.

Habían oído hablar de estas mujeres, y ahora creen. Ellas viven al sur, en señoríos sin hombres, donde ahogan a los hijos que nacen varones. Cuando el cuerpo pide, dan guerra a las tribus de la costa y les arrancan prisioneros. Los devuelven a la mañana siguiente. Al cabo de una noche de amor. El que ha llegado muchacho, regresa viejo.






Orellana y sus soldados continuarán recorriendo el río más caudaloso del mundo y saldrán a la mar sin piloto, ni brújula, ni carta de navegación. Viajan en los dos bergantines que ellos han construido o inventado a golpes de hacha, en plena selva, haciendo clavos y bisagras con las herraduras de los caballos muertos y soplando el carbón con borceguíes convertidos en fuelles. Se dejan ir al garete por el río Amazonas, costeando selva, sin energías para el remo, y van musitando oraciones: ruegan a Dios que sean machos, por muchos que sean, los próximos enemigos.





viernes, 5 de enero de 2018

 

    Año II N° 13
    Enero de 2018

Pandora

    SUMARIO

     Regalos eran los de antes
     Mitos griegos y caminos ancestrales
     El diluvio Universal



  Regalos eran los de antes (Pandora)

Texto: Alicia Grela Vázquez
Imagen: Elsa Sposaro

La aparición de la especie humana se explica de muchas maneras: científicas, mitológicas y religiosas. Algunas de ellas son mutuamente excluyentes y otras difícilmente conciliables. Pero es  particularmente destacable por su belleza y persistencia la elaborada por la cultura griega. Se trata del conjunto de relatos conocido como los mitos de creación. Estos cuentos relacionan a Prometeo, Epimeteo y Pandora con dioses del Panteón helénico.


Pandora – O. Redon



Los varones pudieron haber pasado por diversas etapas en su historia, incluida la nombrada por Hesíodo en Los Trabajos y los Días como la Edad de Oro, la utopía, el estado ideal en que no había mujeres sobre la tierra. Esta idea es presentada por el poeta también en la Teogonía; retomada por Platón en el Protágoras y reflejada por artistas plásticos posteriores (reservándose ellos para sí algunas licencias) en sus grabados y pinturas.



Edad de Oro – Virgil Solis





Edad de Oro – Lucas Cranach, el Viejo


Pero aun considerando la versión según la cual ellos nacieron de la lluvia caída en las grietas de la Madre Tierra: Gea, cabe atender a otras narraciones hechas por otros textos, según los cuales su creación fue la consecuencia resultante de un acto de desobediencia, hasta hoy muy censurado, que no pudo quedar sin recibir el inevitable castigo divino.



Suplicio de Atlas y Prometeo – Arcesilao



El supremo Zeus encomendó a los titanes hermanos sendas tareas: la creación de los animales y del hombre. Epimeteo, pese a que debió su nombre a ser de pensamiento lento, puso manos a la obra de inmediato. Con esmero y ansiedad produjo a los primeros seres vivientes perfectos, aunque mortales. En ellos utilizó los mejores insumos. Así es que esas criaturas nos superan materialmente y en las funciones orgánicas tales como: agudeza visual, audición, resistencia, velocidad…



Epimeteo – Durero


Prometeo (el previsor) confeccionó a los hombres con la materia prima remanente: el saldo restante correspondiente al material que quedó como sobrante de la elaboración de los animales, hecha por su hermano Epimeteo. La resaca se reutilizó para manufacturar a los varones. Fueron ellos tan buenos como lo permitían sus componentes de desecho.



El Hombre entre Prometeo y Atenea



Prometeo, viendo a su creación tan desfavorecida, decidió otorgarle un don que le ofreciese una ventaja adicional sobre las bestias: el fuego sagrado, que Hera guardaba celosamente. Para ello debió quitárselo a la diosa del hogar. En este hurto (que algunos indebidamente califican de robo) contó con la ayuda y complicidad de Palas Atenea. La protectora de la sabiduría consideró oportuno dotar a esta frágil y vulnerable criatura de algo más que facilitara su defensa y supervivencia.



 Prometeo da el fuego al hombre – Heinrich F. Füger

   

Así es que le otorgó algo especial con múltiples aplicaciones: el logos: la palabra, la razón, la proporción y la belleza (según el antiguo criterio estético griego).  Así supliría y compensaría sus deficiencias y carencias. Es muy conocido el castigo dado a Prometeo. Zeus (Júpiter) encomendó a su hijo Hefaistos (Vulcano),  maestro en las Artes del Fuego, forjar una cadena que sujetara al transgresor al Monte Cáucaso, límite orográfico entre Europa y Asia.


Prometeo encadenado



Allí, el dios supremo tenía como avatar el águila. Ella (o algún otro falcónido) le devoraría las entrañas o más precisamente el hígado, que al volver a crecer y regenerarse, perpetuaría la tortura y el suplicio eternamente, a semejanza de lo sufrido por otro de sus titánicos hermanos (Atlas). Pero esto no le sucedió como estaba previsto al benefactor de los hombres, ya que el mísero titán fue liberado por Hércules (Heracles), luego de herir de muerte al ave rapaz, con una de sus flechas.




Prometeo y Hércules



Hércules salva a Prometeo



Menos difundida fue la medida punitiva contra Epimeteo, quien obligó a su hermano a realizar las acciones que conquistarían la enemistad, el resentimiento divino y las ulteriores represalias. Todo por su prodigalidad con los animales. Esta actitud no era entonces considerada una virtud, sino un exceso, y por lo tanto, un vicio que debía ser desalentado.



Atenea y Vulcano con Pandora




Epimeteo, Hermes, Vulcano y Pandora



Los dioses le enviaron su polivalente y equívoco obsequio de bodas. Era ése un auténtico presente griego, de la clase que no conviene aceptar, como el caballo que Ulises (inspirado por Atenea) dejó a sus enemigos de toda una década, ocasionando la destrucción del próspero reino de Troya (Ilión), cantada por Homero.



Epimeteo y Pandora – Agostino Carracci





Pandora – J.J. Lefebvre



Epimeteo recibió como prenda a Pandora cuyo nombre etimológicamente significa  “la que ofrece todos los regalos”, y ella trajo consigo un ánfora, con la recomendación de no abrirla, sino hasta después de las fiestas de Himeneo (es decir, del casamiento). La posteridad cambió la crátera tradicional por una caja. No obstante, aún queda intacta la simbología. Ambos recipientes tienen un fuerte componente sexual femenino.



Pandora – J. Gillray



Epimeteo se precipitó al tomar su obsequio, pues no esperó a que se realizara la boda, según era menester. Claro que ese hecho le es atribuido a ella y así se dice que la mujer destapa o abre el recipiente por ansiedad, codicia y curiosidad, posibilitando que se esparzan por el mundo todos los males conocidos. Son ejemplos entre otros muchos: la enfermedad, la vejez, la pobreza y la guerra, que en el idioma español son sustantivos femeninos.


Pandora – J.W. Waterhouse



Ella, al ver la tremenda calamidad ocasionada, pese a ser considerada la causante del desastre, procuró repararlo. Es por eso que cerró la abertura queriendo impedir la dispersión de perjuicios adicionales o mayores. Pero lo único que tras la fuga quedó contenido dentro del recipiente fue la esperanza. Es por eso que suele decirse “lo último que se pierde es la esperanza”.



Pandora – Rossetti



Esta historia ha perdurado con sus variantes, quizás porque la incansable reiteración del texto puso en la mujer la responsabilidad de las consecuencias indeseables de una acción del varón. En ella (y sus descendientes o réplicas: nosotras) se carga la culpa.  Y se pasa por alto la intención de enmienda o reparación del daño, independientemente de quién lo haya provocado.


La culpa es de la mujer



En Fundación del Machismo Eduardo Galeano, bajo el lema “Al mismo paso los hombres y las mujeres” acompañó la marcha contra la violencia machista. Sin embargo, en un texto que lleva el mismo título, en el que confunde a Prometeo con Epimeteo, repite la vieja consigna, que es a la vez un mandato.



Manifestación



 “Por si fuera poco este suplicio, Zeus también castigó la traición de Prometeo creando a la primera mujer. Y nos mandó el regalo. Según los poetas del Olimpo, ella se llamaba Pandora, era hermosa y curiosa y más bien atolondrada. Pandora llegó a la tierra con una gran caja entre los brazos. Dentro de la caja estaban, prisioneras, las desgracias. Zeus le había prohibido abrirla; pero apenas aterrizó entre nosotros, ella no pudo aguantar la tentación y la destapó. Las plagas se echaron a volar y nos clavaron sus aguijones. Y así llegó la muerte al mundo, y llegaron la vejez, la enfermedad, la guerra, el trabajo…Según los sacerdotes de la Biblia, otra mujer, llamada Eva, creada por otro dios en otra nube, también nos trajo puras calamidades.”


TLC: Tratado de Libre Comercio



Así este relato griego se aproxima al mito semita de la Creación de Adán y Eva y el Paraíso Perdido, que las religiones  transmiten a las nuevas generaciones a perpetuidad bajo la forma de pecado original, consistente en la desobediencia ante el mandato divino y patriarcal. Pero esto, ¿continuará del mismo modo que hasta ahora? Para evitarlo diversos programas, buscando construir igualdad y respeto emprenden campañas que no siempre pueden eludir las trampas del lenguaje, la tradición, la historia y el género.

   

Mitos griegos y Castigos ancestrales 


Texto: Alicia Grela Vázquez
Imagen: Elsa Sposaro

El castigo ha tomado distintas formas a través de la Historia. De todas sus manifestaciones, en el presente trabajo se analizará sólo aquellas vinculadas con algunos de los mitos de creación de los relatos cosmogónicos griegos, por considerar que en ellos están nuestras raíces culturales. Sus cánones nos han venido como un legado.




Prometeo



La tragedia griega muestra a Prometeo transfigurarse desde los escritos de Esquilo a los de Eurípides, pasando por Sófocles. Los filósofos Platón y Aristóteles lo incorporaron con Hércules (su salvador) y Quirón, (el centauro que a cambio ofreció su vida para el sacrificio) en varias de sus obras.



Palas Atenea



Con el robo del fuego divino Prometeo pretendió compensar la debilidad y carencias del hombre que había creado con los materiales que le sobraron a su hermano, cuando fabricó a los animales. En esta labor de perfeccionamiento, fue ayudado por la diosa Palas Atenea (Minerva) quien dotó al hombre de lo que le es más propio: el logos (la palabra, la razón).




Arte del Fuego – Horno de Alfarero



En cuanto a merecer castigo hay otra determinante: el culto y el sacrificio. Prometeo intentó engañar a los dioses, sin lograrlo. Por eso Zeus (Júpiter) lo castigó. Por eso mandó a su hijo Hefaistos (Vulcano) encadenar al titán al Monte Cáucaso, para permitir que un buitre le devorase el hígado (única víscera que vuelve a crecer) para perpetuar la condena.




Prometeo encadenado



Epimeteo fue condenado a casarse con la primera mujer: Pandora (etimológicamente: Todos los regalos), por haberse excedido él en su prodigalidad en dones para los animales. Esto llevó  a la transgresión a su hermano,  al verse obligado a conceder otras gracias a los hombres, que nivelasen sus desventajas. Es por eso que robó el fuego sagrado a los dioses.


Pandora y Hefestos - figura roja en ánfora- siglo V a. C



Pandora es un emprendimiento conjunto de los dioses: Hefaistos (elaborando una estatua femenina de metal) y Palas Atenea (tejiendo una túnica). Ella fue concebida como un instrumento de castigo para el titán. Ella, Pandora le fue dada como regalo por los dioses que añadieron como presente de bodas un ánfora (que en versiones posteriores mutó en caja) que no debía ser abierta sino hasta después de que se hubiesen casado. 



Zeus con águila y el rayo- figura roja en ánfora- siglo V a. C



Epimeteo que además de torpe era precipitado y ansioso no esperó tanto y al destapar el recipiente permitió que saliesen los males que hasta hoy abundan en el mundo (el dolor, la miseria, la angustia, el miedo...). La tradición sin apoyo textual atribuye no obstante, a la curiosidad femenina tales estragos. Nuevamente es la mujer portadora y merecedora de castigo, con razón o sin ella.



La creación de Pandora- siglo V a. C



A los hombres, beneficiarios del fuego los alcanza también el castigo: los males contenidos en el ánfora se han derramado por el mundo: trabajos y penurias hambre y enfermedad, deterioro y envejecimiento, guerra y muerte. La esperanza (en rigor: la falsa esperanza) ha quedado en el fondo y es quizás por eso, lo último que se pierde o bien ha de considerarse que en un mundo plagado de males, no hay esperanza.



Epimeteo y Pandora



Nuestra cultura es heredera principalmente de múltiples tradiciones que se han fusionado. Con sus mitos nos ha llegado un paradigma de castigo como así también de aquello que merece ser sancionado. La desobediencia y la rebeldía son motivos suficientes para ello (entonces y ahora). El desafío actual consiste en la superación de estos mandatos y prohibiciones ancestrales.


El Diluvio Universal en versión griega  

Texto: Alicia Grela Vázquez
Imagen: Elsa Sposaro

Distintos pueblos han elaborado  narraciones en que cuentan sucesos vinculados con un Diluvio Universal. Esto parecería propio de comunidades en que las precipitaciones superasen los mil milímetros, como en la Pampa húmeda, los dos mil de la Selva misionera o los diez mil de la región del Himalaya.



Rig-Veda



En la India las lluvias de los monzones llegaban, según dice el Rig Veda, libro sagrado más antiguo del hinduismo, para castigo de los impíos (los pobres habitantes de lugares bajos e inundables). Sin embargo, estos relatos han surgido aún en territorios más áridos.



Gilgamesh



Un escrito paleo babilónico: El poema de Gilgamesh cuenta los sucesos relacionados con el rey Bilgamesh de Uruk (Iraq), de quien se enamoró la diosa Ishtar (Astarté). Ella, al ser rechazada por el soberano envió para su castigo y el exterminio de la ciudad toda, al Toro de las Tempestades. Pero el protagonista, enterado de la proximidad del Diluvio, pudo ponerse a salvo.



Ishtar



En Israel esa misma deidad se llamó Astarot, y fue asimilada a Lilith, pero su enojo no fue lo que provocó el Diluvio Universal, sino la acción de Yahveh, que el Antiguo Testamento muestra como justo castigo por  el mal comportamiento humano. Por haber sido considerado Noé como el único creyente justo, el patriarca y su familia se salvaron.





Para ello debió construir un arca de madera en que además de los suyos, incluyó para preservar a una pareja de cada especie animal. Todos los demás vivientes murieron en la gran inundación. Y se afirmó que especialmente merecieron perecer los híbridos, los pares anormales y los que desafiaban y desobedecían el mandato de la jerarquía establecida como la supremacía del dominio masculino.



Arca de Noé – E. Hicks


Entre los griegos la diosa babilónica se denominó Astarté y sus funciones características luego fueron repartidas entre otras deidades. A Deméter (Ceres) le correspondió ser la madre naturaleza, dadora de vida y fertilidad.  Afrodita (Venus) asumió la representación del amor y los placeres sensuales. Y Atenea (Minerva) se consagró como diosa de la guerra, con la estrategia complementaria femenina del masculino y sangriento Ares (Marte).



Astarté - Rossetti



Prometeo, el titán creador del hombre, se unió a la oceánide Pronea y con ella tuvo un hijo: Deucalión. A su vez su hermano Epimeteo, hacedor de los animales, tuvo con su esposa Pandora a  Pirra. Estos primos (Deucalión y Pirra) formaron una pareja que sufrió las consecuencias devastadoras del Diluvio Universal.



El diluvio o Deucalión manteniendo en alto a su mujer (Pirra) – Paul Merwart



Así como Yahveh en Israel, Zeus en la Hélade se propuso destruir a la humanidad.  Sin embargo, Prometeo, sabiendo que eso  sucedería, dio aviso a su vástago, para que se pusiese a salvo con su esposa. Para lograrlo, como Noé en el Antiguo Testamento, Deucalión construyó un arca y puso en ella cuanto consideró necesario.



El arca en el Diluvio




Pasados nueve días completos, (aunque no aquellos bíblicos cuarenta) alcanzaron tierra firme y Deucalión ofreció a Zeus, el dios de la huida, un sacrificio. Conmovido el supremo señor, envió a Hermes, su hijo y mensajero, para ofrecer cuanto pidiese a su fiel servidor. Éste, como era rey solicitó disponer de hombres para mandar como súbditos.



El Diluvio – G. Doré



Otra versión cuenta que la pareja sobreviviente consultó el oráculo, sobre cómo repoblar el mundo. En el oscuro y críptico lenguaje característico, la divinidad le dijo que arrojara los huesos de su madre (Gea). La consecuente acción fue que tanto él como su esposa tiraran piedras. Las de Deucalión se transformaban instantáneamente en varones y las de Pirra en mujeres.



Deucalión y Pirra – Virgil Solís



Con el Diluvio Universal Zeus dio por finalizada la Edad de Bronce, al extinguir a los hombres antediluvianos. Las reseñas sobre la descendencia de los que se salvaron de la catástrofe varían. Se afirma que ellos tuvieron tres hijos, pero otras versiones mencionan seis. De ellos descenderían todos los pueblos de Grecia.


Deucalión y Pirra – Andrea del Minga

Historiadores y mitógrafos incluso cuentan que el propio Zeus se unió con Pirra, y con ella gestó a Helén (Heleno), que fue adoptado por Deucalión.  En el tiempo y espacio mítico todo es posible. Las diferencias,  aunque parezcan contradictorias y mutuamente excluyentes, no lo son, pues no siguen nuestro limitado pensamiento lógico lineal.


CUADRO GENEALÓGICO




Además de las muchas obras consagradas en la Plástica, el motivo del diluvio inspiró otras creaciones artísticas de los más variados géneros. Vale como ejemplo la comedia musical El  Diluvio que viene. Ésta es una adaptación libre, hecha entre 1973 y 1974, de la novela de David Forest, quien usó para el título una frase atribuida a Luis XV: Después de mí el Diluvio (After me the Deluge). Armando Trovaioli compuso la música. Se estrenó como Agrega un lugar en la mesa. También se conoció como: La bis bis arca (la Segunda Arca) y Concierto para cura y campanas.





En España se representó desde 1977 varias veces más, debido a su gran éxito de público hasta el 2004.  En Argentina la pusieron en escena cinco compañías en distintos teatros desde el 1979 al 2016. El mito tradicional se muestra ambientado en un pueblo católico, en medio de un conflicto social, moral y religioso, que permite a los autores discutir el tema del celibato sacerdotal, los convencionalismos, los estereotipos y la autoridad.


 











  REFLEJO DE MUJER  N° 52   AÑO V ABRIL de 2021   Texto: Alicia Grela Vázquez Imagen: Elsa Sposaro Juana de Flandes SUMARIO Isabel...