martes, 1 de agosto de 2017






Nº 8 Año 1 
Agosto de 2017



Nacimiento de Atenea


SUMARIO

Zeus y los modelos femeninos

Atenea, Metis te ama




Zeus y los modelos femeninos

Texto: Alicia Grela Vázquez
Imagen: Elsa Sposaro

El sexto y último de los descendientes de Cronos y Rea fue Zeus (Luz). Ella, tras las penosísimas experiencias anteriores, pidió ayuda en el parto a su madre Gea y también en la resistencia, en la mediación ante Cronos y en el ocultamiento del pequeño. Gea obtuvo de su yerno, tras una ardua negociación, la promesa de no volver a molestar a su esposa.


Rea entrega el ónfalo a Cronos



Cibeles elaboró una estrategia: entregar una piedra envuelta en pañales, para salvar a su benjamín, convertido ya en su único hijo. El ónfalo es la mítica piedra que Rea entregó a su esposo Cronos, simulando ser el recién nacido: Zeus. Esta roca fue considerada el ombligo del mundo y su centro, determinado posterior y coincidentemente por el vuelo de las águilas que Zeus echaría a volar en sentidos longitudinalmente opuestos.


Ónfalo de Delfos


Para salvarlo y cuidarlo Rea lo entregó a las ninfas Amaltea (Ternura) y Melisa (Abeja).
Colaboraron también los Curetes custodiándolo y haciendo mucho ruido, con instrumentos y bailes para ocultar los sonidos del llanto y las risas del bebé, para que no fuera oído por su feroz padre y pudiera de ese modo continuar desarrollándose sanamente.



La infancia de Zeus – Berchem


 Zeus, el divino vástago supérstite de Rea y Cronos, creció y se hizo cada vez más fuerte y poderoso. Cuando estuvo en condiciones de desafiar la autoridad de su feroz progenitor, decidió buscar el fin del mundo, fuera del alcance de su padre. Así fue que llegó al reino del Océano y de Tetis, padre y madre de Metis.



Océano y Tetis


Metis (Recomendación) diosa de la prudencia se le ofreció para acompañarlo y ayudarlo en su empresa, aconsejándolo. Zeus aceptó y más aún, tomó a su prima como su primera esposa. Ella se ha establecido desde el mundo griego como la expresión simbólica de una forma de la sabiduría: la práctica. Pese a lo cual (o quizás por eso mismo) ha sido olvidada y permaneció oculta. No es posible hallarla de otro modo.




Metis (oculta)


Metis, poseedora de esa característica que le dio nombre: la prudencia, es mencionada como Perfidia, por quienes no aceptan la inteligencia como una cualidad femenina. Ella, con algunos otros conocimientos sobre las propiedades naturales de plantas y hierbas medicinales, elaboró un bebedizo: un brebaje emético, que procuraría dar a Cronos. Pero esta acción requeriría de aliados en una estrategia más compleja.



Metis  oculta (detalle)


Por otra parte, con  el transcurso del tiempo Rea conservó e incrementó su atrayente belleza, pese al sufrimiento causado por los abominables delitos de su esposo, quien se tornó para ella además de decrépito, en un ser tan repulsivo como sus actos. Por esas razones y otras que se sumaron, colaboró con Zeus, haciendo que Cronos bebiese la poción de Metis. El vencido titán le reprochó a Cibeles haber participado en su destitución, pero sólo se cumplió la profecía.



Rea (Cibeles)



Ese preparado hizo que el perpetrador vomitara la piedra (sustituto de Zeus) y a todos los hijos que ingirió no como condumio, sino para su seguridad. Ellos se encontraban perfectamente sanos y desarrollados, pues eran inmortales. La roca se tornó en objeto de culto religioso: el ónfalo (ombligo de la tierra) presente en el santuario de Delfos. Actualmente se guarda allí mismo, en el Museo Arqueológico.

 


Ónfalo – Museo de Delfos
     


Júpiter emprendió de este modo la guerra contra su progenitor. Continuó con una alianza con los titanes y luego de diez años de lucha, Zeus lo venció y encerró en el Tártaro al destituido dios y también a sus propios asociados de la batalla, pues ya no los necesitaba. Allí todos ellos eran vigilados por los Hecatonquiros (Centimanos).



Cronos en el Tártaro



Temis aconsejó a Zeus dividir sus fuerzas y dominios entre los tres hermanos varones vencedores. Se repartieron el mundo, como plásticamente mostró Caravaggio. Esto pudo haber  servido como mítico antecedente geopolítico para los tratados de Versalles y Yalta firmados en el siglo XX, según los cuales sólo la victoria da derechos. Los griegos hicieron a sus dioses a su imagen y semejanza, con sus mismas características, pero potenciadas, llevadas a un grado superlativo.



Júpiter, Neptuno y Plutón – Caravaggio


Al destronar a su padre, desplazarlo y ocupar su lugar, Júpiter estableció las bases para las relaciones humanas y de los demás seres en general. Con el triunfo de Zeus se organizó definitivamente el mundo haciendo de él un cosmos ordenado y bello. Por eso se lo consideró en muchas interpretaciones simbólicas como un principio de espiritualidad.


Zeus



Zeus le agradeció a Metis su ayuda y le prometió eterna gratitud. Por consejo de su primera y sabia esposa Júpiter habló con su madre para salvar del Tártaro y liberar a los Cíclopes y los Hecatonquiros. La gran madre Gea, aún enferma, también auxilió a Zeus y contribuyó a ponerle fin a la guerra de los titanes.



Titanomaquia



Fueron las voces de las diosas las que le dijeron a Júpiter que aún no había cometido los errores de su padre, pero tampoco los había corregido. Esto le permitió acordar con sus aliados libertos. Como prenda de la permanencia de la alianza, éstos le ofrecieron importantes regalos (el casco para hacerse invisible y el rayo). Eso puso el punto final a la lucha, consagrando a Zeus como vencedor.



Júpiter de Esmirna


Cuando la violencia hubo acabado, las titánides hermanas del triunfante Zeus, buscando clemencia, se arrodillaron detrás de Temis, quien abogó por ellas argumentando que, si bien no habían favorecido a los ganadores, evitaron participar de la guerra para no hacerse odiar por sus maridos. Las experiencias de su madre Rea y abuela Gea les habían enseñado que las esposas estaban obligadas a tolerar y soportar a sus maridos.



Temis



El padre de dioses y hombres dictó su sentencia absolutoria. Ellas no deberían temer pero sí tendrían que volver a sus tareas. Hera hubo de salir del bosque. Hestia se acercó al fuego. Deméter preparó medicamentos, remedios para aliviar los daños de los heridos en el combate. La profecía materna se cumplió nuevamente.



Atenea, Metis te ama

Texto: Alicia Grela Vázquez
Imagen: Elsa Sposaro


Los poetas homéridas cuentan que de las esposas de Zeus, la primera fue Metis. Ella encarnaba la astucia, la justicia y la prudencia. Esta rara virtud era considerada como una forma de la sabiduría. La portadora era tenida por buena consejera y entendida en productos medicinales. Prueba suficiente de ello fue la poción emética con la que rescató a los hijos que Cronos había ingerido, y hasta recuperó la piedra que Rea le diera al titán para que tragase, en lugar del niño que así habría de conservar a salvo. 



Metis


Júpiter se unió en matrimonio con su discreta salvadora y prima, (hija de Tetis y Océano) pues no pesaba entre ellos la prohibición del incesto. Tampoco regía ni siquiera para los hermanos en las familias gobernantes egipcias, germánicas ni incaicas, y quizás por la misma razón: impedir la división y el reparto del poder y el patrimonio.



Metis y Zeus



La mitología afirma que ella fue su primer amor. Juntos concibieron una criatura, que según profetizaba la pródiga e infalible Gea, sería el fin del Imperio de Zeus. Decidido a impedirlo, haciendo honor a su epíteto de predador, procedió a devorar a la embarazada, superando el crimen de su propio padre Cronos.



Estatua de Zeus (Imperator) – Fidias



Cuando la gestación debió llegar a su término, Zeus no pudo ya soportar el dolor, a tal punto que hubo de pedirle a Vulcano, que con alguna de sus herramientas (un hacha o una maza) con las que trabajaba como herrero en la forja, en el interior profundo de la tierra, le abriese la cabeza. Las Artes del Fuego tuvieron un origen mítico con Hefaistos (Vulcano) y sus ciclópeos asistentes.



La fragua de Vulcano – Velázquez



Hefaistos accedió, y del espacio abierto por el corte surgió Atenea, adulta, vestida, calzada y completamente armada, con su lanza, espada, escudo y casco. Lista y preparada para dar batalla. Las cerámicas halladas por la Arqueología cuentan en distintos momentos y lugares de la Hélade su parto singular con diferentes materiales, colores y técnicas. Los artefactos muestran también a Metis oculta, bajo el trono de Zeus. Así permaneció olvidada por todos (incluida Atenea).



Nacimiento de Atenea


Su padre terminó de pergeñarla. La idea podría sugerir que los varones conciben, aunque de un modo especial (mentalmente) a sus hijas. Zeus,  al verla ya fuera de él, tan valiente poner las armas a sus pies, y luego de oírle decir: “que nunca tenga que usarlas en tu contra”; y considerándola dispuesta, prudente y sabia, sin más la integró en el consejo de los dioses mayores.


      
Nacimiento de Atenea



Tenía, como su padre, la valentía, el coraje y la propiedad de cambiar de forma a su antojo.  Como él poseía su animal emblema: el búho, asociado como ella a la sabiduría, que le había dejado como legado, su madre. De ella provenía la nueva generación: la de los ojos verdes: Minerva.
           
Buho de Minerva

     


 Atenea debió disputar el patronato de la ciudad con su tío Poseidón. Para convencer a los ciudadanos, él les prometió agua, pero al ser Neptuno el dios del mar, su ofrecimiento (o soborno) fue rechazado en razón de su salinidad. Palas, en cambio les regaló un olivo y les enseñó a cultivarlo y servirse de él para obtener aceitunas, aceite y madera. Con esto consiguió ser elegida por las mujeres, aunque los varones perdieron al votar por su oponente. En su honor llamaron Atenas a la urbe en disputa.



Atenea y Poseidón



Su medio hermano, Apolo (hijo de Leto) también está vinculado con el conocimiento cuyo símbolo es la luz y con el oráculo. Las profecías de las pitonisas a través de las cuales hablaba el dios eran una gran a atracción para helenos y extranjeros. Ambos fueron favorecidos por la devoción popular. Los griegos construyeron templos en su honor en toda Grecia.


Templo de Apolo en Corinto



El Partenón  hace referencia a la diosa  como la Virgen (Partenós) Atenea. Esa característica hizo que el vaticinio, que nunca se equivoca, fallara con ella, la protectora de la Filosofía, las Ciencias y las Artes como así también de la guerra. No de la sangrienta propia de Marte (Ares), sino de la estrategia que permite triunfar). Heráclito, el oscuro afirmó que de ella nacen todas las cosas. Los griegos consideraban, con razón, que muchas técnicas y productos se debían al deseo de poder y dominio asociados con lo bélico.



Partenón en Atenas



La diosa de la sabiduría, promotora y protectora de las artes, la virgen Atenea, debió ser también la patrona de la guerra, pues tuvo en su herencia la curiosidad materna, que la llevó a conocer y la belicosidad paterna, que la indujo a guerrear. Nunca supo del amor de su madre Metis, ni conservó recuerdo alguno de ella.



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