Febrero de 2019
N° 26 AÑO III
Texto: Alicia Grela Vázquez
Imagen: Elsa Sposaro
Palas Atenea
SUMARIO
La Democracia Ateniense
El racional inferior
La Democracia Ateniense
Aristóteles realizó estudios sobre las formas de gobierno adoptadas por distintos pueblos de la antigüedad. Después de revisar alrededor de dos mil constituciones, pudo sistematizar sus resultados en su libro La Política, en que trató los asuntos de la moral social, mientras que en la Ética a Nicómaco se ocupó de la individual.
Distinguió en su obra a las formas puras de gobierno, constituidas por aquellos que procedían considerando el bien común; y las diferenció de las corruptas, representadas por quienes gobiernan en su propio beneficio. También supo clasificar las formas puras de gobierno según el número de las personas que lo ejercen.
Entre las formas puras (para el bien común) señaló a: la monarquía (Gobierno unipersonal), la aristocracia (colegiado) y la politeia (república: la mayoría). Y entre las impuras o corruptas: la tiranía (degeneración de la monarquía), la oligarquía (derivación impura de la aristocracia con sus variantes) y la democracia y la demagogia (como corrupción de la república).
N° de Formas Puras Formas Corruptas
Gobernantes (por el Bien Común) (en su beneficio)
Uno Monarquía Tiranía
Algunos Aristocracia Oligarquía:
Nepotismo
Plutocracia
Todos (o la mayoría) Politeia (República) Demagogia y
Democracia
El mejor sistema de gobierno es teóricamente, según el Filósofo, la monarquía. Esto mismo muchos de los independentistas americanos, como Martín Miguel de Güemes, José de San Martín y Manuel Belgrano también lo afirmaban. Sólo diferían los patriotas en cuál sería la casa gobernante: la europea o la autóctona, hasta que finalmente en el año 1816 coronaron como rey a un Inca en Tucumán.
Príncipe Inca y Manuel Belgrano
Rey Inca
San Martín, Belgrano y Güemes
Pero sucede que en la práctica es difícil hallar a una persona que en sí reúna tantas virtudes cívicas como son necesarias para ejercer bien los tres poderes: ejecutivo, legislativo y judicial (cuya división ya le era conocida al Estagirita). Así es que en la doctrina aristotélica se hacía posible (y hasta forzosamente necesario) caer en la tiranía.
El tirano Creonte
Aristóteles consideró que la diferencia entre los estados radicaba en su concepción de la justicia y por ello criticó muy especialmente a los oligarcas y los demócratas. Los primeros corrompen la aristocracia (el gobierno de los mejores) y los segundos la politeia (la república). Pero ambos están de acuerdo en el concepto de igualdad para los iguales, como criterio de justicia, pero difieren con respecto a la igualdad.
La Oligarquía en Atenas
Los oligarcas consideran que la superioridad en un aspecto (las riquezas) implica la superioridad en todo. Por su parte los demócratas sostienen que la igualdad en un aspecto (haber nacido libres) significa igualdad en todo lo demás. Si se encontrara un hombre dotado de una capacidad política superior, la monarquía sería el gobierno ideal. Pero, como tales hombres son muy raros, es preferible que gobierne una mayoría de hombres buenos.
Asamblea de Reyes
Al hombre común, a entender de Aristóteles, debe concedérsele el derecho a votar y pedir rendición de cuentas a los funcionarios elegidos, aunque no el de ocupar cargos en el gobierno del estado. El tema del poder y el dominio puede analizarse en la relación amo-esclavo, tanto como entre el varón y la mujer.
Agricultores esclavos – Antístenes
Actualmente, si bien han pasado muchos años y teorías políticas, gobernantes retrógrados pertenecientes a la oligarquía plutócrata apelan a recrear lo que la historia parecía haber dejado atrás: las diferencias de origen, de piel, de género, de clases sociales, económicas y culturales. Y pretenden ahondar las diferencias entre ricos y pobres, concentrando aún más que antaño las riquezas y el poder, cambiando el nombre, pero no la práctica.
Mujer: botín de guerra
El Areópago, el Consejo reunido en la colina de Ares (Marte) gobernó Atenas, con diez estrategas electos encargados del ejército y la aplicación de la ley. Mientras que la Boulé, (constituida por quinientos ciudadanos sorteados) preparaba las leyes. Por su parte, el tribunal popular de heliastas estaba integrado por seis mil jueces.
Decreto de la Boulé
La eclesia (asamblea popular) contaba con alrededor de cuarenta mil miembros (propietarios de tierras) con voz y voto. Y, aunque la Democracia Ateniense aparece en las imágenes de los sellos postales glorificando al pueblo, no alcanzó nunca a los trabajadores ni tampoco a la mujer.
EL RACIONAL INFERIOR
En el libro Alfa de la Metafísica Aristóteles dijo que todos los hombres, por naturaleza, buscan saber. Él consideró que el conocimiento humano era de tres clases: teórico, práctico y productivo. El teórico (contemplativo o especulativo) es buscado por sí mismo, como lo mostró en la Física y la Metafísica. El práctico es buscado para servir de regla de conducta, como lo expresó en la Ética y en la Política. Finalmente el conocimiento productivo o poético es deseado para hacer cosas útiles o bellas, como dijo en la Poética.
La Política es la ciencia práctica suprema y la Ética es parte de ella. Ambas disciplinas estaban muy íntimamente relacionadas, de modo que tan pronto el bien del individuo se subordina al Estado (como a un bien superior), como la sociedad está al servicio de la vida moral del individuo.
Aristóteles pensaba toda la naturaleza de una manera finalista (teleológica). Esta interpretación, la hacía extensiva y válida para el hombre en su Ética. El hombre actúa. Eso que hace, lo considera un bien. Pero hay bienes que no son más que medios para lograr otros bienes (fines). Y, en cambio hay bienes que son buscados por sí mismos (fines).
La finalidad es lo que da sentido a la acción. Así es que la serie de medios no es infinita. Tiene un límite: un fin que es perseguido por sí mismo y no con vistas a otra cosa. Tal es el Bien Supremo. Éste tiene dos características:
-
Tiene que ser final, deseado por sí mismo y no por otra cosa.
-
Tiene que ser autárquico (bastarse a sí mismo).
-
Este Bien Supremo (o Fin Último) es la felicidad. Sobre esto todos los hombres están de acuerdo. En la Ética Nicomaquea completó su aseveración, diciendo que todos los hombres, por naturaleza, buscan saber.
“La felicidad, sobre todo lo demás, pertenece al género de los bienes últimos; porque la felicidad es aquello que siempre elegimos por sí mismo y nunca por otra cosa.”
Ética Nicomaquea, I, 7, 1.97 a-b.
Si bien todos están de acuerdo en desear y buscar la felicidad, creen poder encontrarla en bienes diferentes (el placer, los honores, las riquezas). Aristóteles no aceptó que éstos fueran fines, pero no negó su importancia para alcanzar la felicidad. Pero la felicidad sólo puede encontrarse en la virtud (areté) y ésta es una excelencia. La felicidad consistirá en la perfección de la función propia del hombre: la actividad del alma racional.
Areté. Virtud. Excelencia
“El vivir parece también común a las plantas, y se busca lo propio del hombre. Hay que dejar a un lado, por lo tanto, la vida de nutrición y crecimiento. Vendría después la sensitiva, pero parece que ésta es también común al caballo, al buey y a todos los animales. Queda, por último, cierta vida activa propia del ente que tiene razón; y éste, por una parte, obedece a la razón; por otra parte, la posee y piensa.”
Op. Cit. I.7.
Tres formas de vida
Los hombres que son inferiores, según Aristóteles, llevan una existencia comparable a la de las bestias, en busca de placeres. Otros hombres, superiores a éstos (los que se dedicaban a la Política) identificaban la felicidad con el honor. El bien supremo no era para el estagirita el dinero, sino sólo un medio y quien hiciera de él un fin en sí mismo, sería muy desgraciado.
La felicidad y el placer
La virtud del hombre consistiría, según El Filósofo, en la perfección en el uso de la razón, en el desarrollo completo del alma racional. Pero el hombre tiene un alma irracional (apetitos y deseos) que a veces sigue los dictados de la razón y a veces no. Así es que habría dos tipos de virtudes: las éticas (o morales) y las dianoéticas (las de la razón considerada en sí misma).
El filósofo meditando – Rembrandt
Las virtudes éticas (o morales) son las virtudes del carácter. Ethos en griego significa: carácter, manera de ser, costumbre, hábito.
“La virtud es un hábito de elección, consistente en una posición intermedia relativa a nosotros (pros hemás), determinada por la razón y tal como la determinaría el hombre prudente. Posición intermedia entre dos vicios, el uno por exceso y el otro por defecto.”
Op. Cit. II.6.1106 b 35-1107 a 3.
Alegoría de la Fortuna y la Virtud – P.P. Rubens
Para que haya valor moral en un acto tiene que resultar de una elección. Con esto Aristóteles planteó el tema de la libertad y la voluntad. Un acto involuntario no podría entonces calificarse como bueno o malo. Por lo tanto, solo merecen alabanza o censura las acciones voluntarias (libres).
El Genio de la Libertad – Dumont
Además la virtud es un hábito. Es cuestión de práctica, de ejercicio. Y, finalmente, se halla en una posición intermedia. En las acciones puede haber exceso, defecto y término medio. La virtud consiste en elegir el término medio. No hay una regla matemática para determinar ese punto. Es variable y depende de las circunstancias, de la persona, del caso y de los extremos de que se trate. Así es que hay virtudes diferentes, según se trate del hombre o de la mujer, del padre o del hijo; de la mujer o el marido; del amo o del esclavo.
Virtud y Felicidad
La virtud ética superior es la justicia, así como la injusticia es el peor vicio. La justicia es la virtud misma, pues señala el punto medio entre los extremos. Pero, ni ella es autárquica, porque requiere de alguien con respecto al cual ser justos, y del cual, en consecuencia, se depende. Lejos está de la concepción mitológica tradicional griega.
La Justicia
La felicidad perfecta sólo se encuentra en la vida intelectual, en las virtudes dianoéticas. La vida racional se basta a sí misma.
“La autosuficiencia o independencia se encuentra sobre todo en la vida contemplativa. Sin duda que, tanto el filósofo como el justo, no menos que los demás hombres, han menester de las cosas necesarias para la vida; pero, supuesto ya que estén suficientemente provistos de ellas. El justo necesita además de otros hombres para ejercitar en ellos y con ellos la justicia. Y lo mismo el temperante y el valiente y cada uno de los representantes de las demás virtudes morales, mientras que el filósofo, aún a solas consigo mismo, es capaz de contemplar, y tanto más, cuanto más sabio sea.”
Op. Cit. X.7.1177 a 28 ss.
Demócrito, el filósofo que ríe – P.P. Rubens
La vida del filósofo es la más feliz y la sabiduría, la virtud más alta. Ningún hombre puede vivir una vida puramente contemplativa. Siempre hay otras necesidades. Esa vida contemplativa es un ideal para el hombre.
“En la vida contemplativa no viviría el hombre en cuanto hombre, sino en cuanto que hay en él algo divino.”
Op. Cit. 11 b 27 ss.
Ese ideal no debe ser abandonado, “sino que en cuanto nos sea posible, hemos de inmortalizarnos y hacer todo lo que en nosotros esté para vivir lo mejor que hay en nosotros.”
Op. Cit.1177 b 31 ss.
Diógenes en su tinaja – J.L. Gérome
El hombre no es solamente un viviente racional (animal racional: zoon logicón), sino también un viviente social (zoon politicón). Por lo tanto, el Estado es una institución natural. Aquel que no necesita de la sociedad, se basta a sí mismo, es un dios. El hombre necesita de la sociedad, pero no en el modo gregario de los lobos, sino que su asociación implica un tipo particular de comunicación.
Diógenes y Alejandro Magno
El Estado es una comunidad completa capaz de bastarse a sí misma (o casi) que existe para poder vivir bien. Ha nacido por la misma razón que la aldea y la familia (para asegurar la vida), pero satisface otro fin más elevado: vivir bien (que comprende las actividades intelectuales y morales).
Diógenes buscando con su linterna un hombre honesto
El Estado, significa también la ciudad (polis) y tiene dimensiones ideales. No debe ser demasiado grande ni pequeña. Si fuera muy grande sería un conglomerado sin homogeneidad. Y si fuera muy pequeña, no sería autosuficiente. La vida humana puede ser mejor en una comunidad eusinóptica, donde todos los ciudadanos se conocen.
El tema específico de la dominación, tanto la del amo y el esclavo, como la del varón sobre la mujer son para Aristóteles naturales y, por lo tanto obligadas. Considera que hay hombres que han nacido para ser esclavos, cosa que (según él) se advierte por el físico (robusto). Eso se debería a que la producción de todo el bienestar material y su cultura se sustentaban en la esclavitud.
Esclavos de Grecia trabajando en una mina
Y, por otra parte, con respecto a la mujer, la estructura familiar requería de ella como reproductora. Aristóteles debió reconocer que, si bien la mujer es un ser racional, es definitivamente, el inferior.
Maternidad y Crianza
Tiene que ser final, deseado por sí mismo y no por otra cosa.
Tiene que ser autárquico (bastarse a sí mismo).
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