sábado, 12 de mayo de 2018







N° 17 AÑO II
Mayo de 2018

Texto: Alicia Grela Vázquez

Imagen: Elsa Sposaro





SUMARIO

El picaflor

Contadas e incontables



El picaflor

Pablo Neruda
El colibrí de siete luces,
el picaflor de siete flores,
busca un dedal donde vivir:
son desgraciados sus amores,
sin una casa donde ir
lejos del mundo y de las flores.
Es ilegal su amor, señor,
vuelva otro día y a otra hora:
debe casarse el picaflor
para vivir con picaflora:
yo no le alquilo este dedal
para este tráfico ilegal.
El picaflor se fue por fin
con sus amores al jardín
y allí llegó una gato feroz
a devorarlos a los dos:
el picaflor de siete flores
la picaflora de colores:
se los comió un gato infernal
pero su muerte fue legal.



Contadas e incontables

Las andanzas eróticas de Hércules, contadas e incontables, suponen una manera de concebir y tratar a la mujer, propia de los tiempos heroicos y del régimen patriarcal. Uno de sus amores lo halló cuando intentaba cumplir con uno de los trabajos (el noveno) que le fueron encomendados: conseguir el cinturón mágico que Ares (equivalente griego de Marte, el sangriento dios de la guerra entre los romanos) padre de la reina de las Amazonas le había regalado a su hija Hipólita.  





Hércules e Hipólita


Ella también, aunque como excepción, le habría correspondido sentimentalmente, pues a los varones en la comunidad  amazónica sólo se les reconocía como reproductores . Por esa razón pudo haberle entregado voluntariamente la valiosa prenda. Aunque, según otras versiones ella se lo habría dado como rescate para que su hermana Melanipa fuese liberada del secuestro del que fuera víctima. Una reliquia a cambio de una vida.



Hipólita da  el cinturón a Hércules



La tradición hace intervenir nuevamente a Hera, quien continuando con su venganza, habría introducido la desconfianza sobre la relación del intruso con la reina. La discordia inducida en el seno de las Amazonas y la confusión  generalizada facilitarían el fatal desenlace en que Heracles, el heroico enamorado, diese muerte en combate a su amada Hipólita.



Hércules e Hipólita



La ópera barroca de Antonio Vivaldi  Hércules en el Termodonte , aunque parcialmente perdida, recrea este singular episodio, apelando a la ley natural que las amazonas violarían, con sus actitudes belicosas y masculinas. Para corregir ese error Hércules se propuso dejar el territorio libre de mujeres.







Hércules mata a Hipólita



Deyanira (la Vencedora de los Héroes) también practicaba las Artes Marciales, como las amazonas, e incluso conducía un carro. Su padre la prometió, según Apolodoro,  a Aqueloo (el dios río). Pero Hércules la pretendía para sí mismo. Para conseguirla luchó con aquél y lo venció. Así consiguió a su tercera esposa.



Hércules y Deyanira



El malvado centauro Neso, solía cobrar peaje aquienes pretendían cruzar el caudaloso río Eveno, que consideraba propio. Esto mismo le reclamó a la mítica pareja recién casada. Hércules se negó a pagar y alcanzó a nado la otra orilla. Entonces el perverso híbrido capturó a la mujer que había quedado sola e intentó violarla.




Neso, Deyanira y Hércules



El esposo desesperado arroja flechas, envenenadas quizás, contra el secuestrador y lo hiere de muerte. En su agonía el malévolo ser engaña a Deyanira, haciéndole creer que si ella mojara con esa sangre la capa del héroe, éste le sería siempre fiel y la amaría eternamente. Ella guardó ese elixir, como un producto para enamorar, porque pensó que nunca se sabe si se lo va a necesitar. En el transcurso de su matrimonio Deyanira, el tercero de Hércules, tuvo dos hijos: Macaria e Hilo.



Neso, Deyanira y Hércules



Su temor fastasmal a perder a su amor tomó cuerpo, cuando reapareció Yole, un antiguo amor de Hércules en otras tierras, que se tornó en el último. Algunas versiones culpan a Afrodita de la cadena de infortunados desastres ocurridos por la amable aparición, que provocó los celos de Deyanira. Su mundo debía volver a recuperar el equilibrio perdido y ella a su esposo.


Yole, representación medieval



Muchas veces el miedo es un mal consejero al que conviene no oír. Pero por la inseguridad de ese momento ella se acordó de la reliquia que le había dado Neso poco antes de morir y que ella no sólo guardó, sino que atesoró: la sangre de enamorar. Repasó mentalmente las instrucciones que el centauro le dejara para conseguir el resultado afrodisíaco deseado.


Licas entrega la túnica a Hércules



Luego entregó a Licas la capa con la sangre de Neso para que el heraldo se la diese a Hércules, para que la vistiera en la ceremonia a la que debía asistir. En contacto con la prenda envenenada la piel del héroe comenzó a arder. Esta acción carente de culpa del compañero, fue considerada como una traición por Hércules, quien lo arrojó al mar, donde se convirtió un una roca más.




Hércules arroja al mar a Licas



El escozor pasó a ardor y luego a dolor insoportable, desde la piel a los músculos y llegó a los huesos. Sin pensarlo más, en el arrebato arrancó los árboles con los que construyó una pira y la encendió. Luego le dio sus armas a Filoctetes para triunfar sobre Troya en la guerra, creyendo que sin ellas los griegos no alcanzarían la victoria. Finalmente se metió en ella. Allí el fuego consumió su parte humana.




La muerte de Hércules – F. Zurbarán



La muerte de Hércules representada en la obra de Zurbarán, muestra al centauro Neso en el fondo, haciéndolo responsable de ese trágico desenlace, cuyas secuelas fueron la inmolación de dos de sus enamorados: Yolao y Deyanira. Al primero se le rindió culto. A la viuda no se le ha hecho justicia, pues se la ha tenido como envenenadora.



Yolao y Hércules unidos por Eros


Se omitió el hecho de haber sido la prometida del dios río Aqueloo, que separa la región de la que ella era oriunda de la zona propia de Yole. Todo esto prescindiendo de la violencia como  característica distintiva de sus relaciones amorosas, fueran éstas masculinas o femeninas.


Apoteosis de Hércules – P.P. Rubens



Tras su muerte como humano, sobrevino su apoteosis, cuando se lo integró como dios. Entonces, según Homero tuvo lugar su cuarto matrimonio, pero con una inmortal: Hebe, conocida como Juventas por los romanos.



Apoteosis de Hércules – F. Le Moyne



Los poetas homéridas cantaron en la Ilíada y en la Odisea también la relación de Hebe y Hércules. Ambos poemas épicos aportan elementos y datos ilustrativos. En la Ilíada se dice de Hebe que era la hija favorita de Juno (Hera).  Mientras que su padre, Zeus tenía como preferida a Palas Atenea (Minerva).



Hércules y Hebe



Hebe asistía a los dioses y escandía su bebida y que al casarse ella, el raptado Ganimedes cumplió esa función secundaria. Y en la Odisea Homero cuenta que del matrimonio de Hebe y Hércules tuvieron dos hijos: Alexiares (la que ahuyenta la guerra) y Aniceto (el invencible). Ambos, como especial favor por ser descendientes de Hebe, permanecieron siempre niños.



Casamiento de Hebe y Hércules



El matrimonio de Hércules y Hebe descendió algunas veces a la tierra para visitar a los mortales humanos. En una de esas ocasiones lo hicieron para persuadir a Filoctetes de participar de la Guerra de Troya. El que fuera amante del heroico matador de Caco, no pudo participar en principio de la contienda por haber sido mordido por una serpiente.




Filoctetes en la isla de Lemnos – Jean Germain Droual


Pero, una vez repuesto y curado, pudo llevar las armas que Hércules le dejó como legado. Con ellas hirió y mató al príncipe troyano Paris, el raptor de Helena de Esparta, a quien Filoctetes  pretendió antes de que Menelao la esposara.



Hércules con Telefo, uno de los heráclidas



En otra oportunidad lo hicieron para entrevistar a otro de los antiguos amantes de Hércules: Yolao, su sobrino, para ayudarlo en la defensa de los heráclidas, enfrentados con Euristeo. Este rey que le había impuesto los doce trabajos al héroe, cuando se deificó persiguió a sus hijos, primero refugiados en Atenas. La tradición cuenta que con auxilio divino, el amado sobrino le dio muerte.



Euristeo escondido en un ánfora



Las relaciones amorosas de Hércules son inseparables de otros hechos relativos a los trabajos y las aventuras que protagonizó. Los de Hércules son amores sin cuenta. Lo son, en principio, por lo innumerables. Las parejas femeninas mortales e inmortales, le dieron una numerosa descendencia que se conoció con el nombre abarcador de heráclidas. Y sólo de ellas se habló fuera del mundo antiguo griego, aunque se conservó la misoginia y el patriarcado de entonces.



Eros


Plutarco en el diálogo Erótico  (en defensa del amor conyugal) comparó la homosexualidad y  la heterosexualidad y elogiando a Eros, afirmó que las parejas masculinas de Hércules fueron tantas que sería imposible contarlas (enumerarlas). No se contó (narró) nada sobre sus vinculaciones homosexuales, cuando la sociedad se hizo exclusiva y obligatoriamente heterosexual.  El relato de las relaciones homosexuales fue censurado, esas acciones fueron  prohibidas por considerárselas inmorales o desviadas, cuando no delictivas.



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