1 Julio de 2019
N° 31 AÑO III
Texto: Alicia Grela Vázquez
Imagen: Elsa Sposaro
Padres Apologistas Escolásticos
SUMARIO
El cristianismo como continuador paulino
El monacato femenino
El cristianismo como continuador paulino
Pensamiento Cristiano
El pensamiento cristiano tuvo dos momentos para posteriormente consolidarse. El primero de carácter creativo, que apelaba a la espiritualidad; y el otro, sistemático, que pretendía armonizar las creencias con las exigencias de la vida cotidiana. En el inicial se le dio mayor importancia al ideario platónico, mientras que, en el segundo, al aristotélico.
Platón y Aristóteles (La escuela de Atenas) - Raphael Sanzio
Ambos modelos de la filosofía clásica griega presentan ventajas y desventajas para los supuestos fundantes de la nueva religión. Tanto en la Academia como en el Liceo se daba una hegemonía masculina. Sobre estos cimientos helenos se asentó un piso patriarcal semita, en el cual elevó sus propias columnas.
El Maestro y los Discípulos
Si bien para Platón el cuerpo era un impedimento, como para considerarlo la cárcel del alma, el de la mujer lo era aún más, por estar más estrechamente vinculado con lo sensible, aparente y engañoso. No obstante, en su organización ideal del Estado le permitía acceder a los distintos niveles de la educación. Pero, era una propiedad que los varones tenían en común, al igual que los niños.
Mujer Griega
En la República Platón hablando con su hermano Glaucón sobre la condición femenina en la alta sociedad ateniense, dice: No existe en el regimiento de la ciudad ninguna ocupación que sea propia de la mujer como tal mujer ni del varón como tal varón, sino que las dotes naturales están diseminadas indistintamente en unos y otros de estos seres.
La Condición Femenina
La visión aristotélica (trasladada a la tomista) limitaba el ejercicio de la ciudadanía y el poder. Su actitud hacia las mujeres y los extranjeros en general fue, aunque anacrónicamente, considerada como machista y chauvinista. Creyó probar la inferioridad femenina (materia) con los conocimientos pretendidamente: como varón (forma) incompleto. De igual modo justificó la naturaleza de la esclavitud (fundante de su forma de vida).
La función de la Mujer: la Familia
Pese a haber formulado los principios lógicos y elaborado los Segundos Analíticos (la Lógica formal binaria), también creó una fórmula para la estabilidad política: el surgimiento social de una clase media suficientemente fuerte como para lograr ocupar el terreno intermedio entre la tiranía (el gobierno despótico derivado de la monarquía) y la democracia (la forma corrupta de la república en que se beneficiaba a los pobres).
Aristóteles y su discípulo estudiando la Naturaleza
El cristianismo terminó con la ilusión vigente entonces de una segunda vida. Pero a cambio enunció y anunció la no menos problemática y arriesgada creencia en la resurrección de a carne. También intentó conciliar a los dos grandes creadores de las premisas helenas. Y también compatibilizar la creencia de la creación de la nada con la eternidad de la materia prima.
Pensamiento Cristiano
A lo largo de su desarrollo la nueva fe se apoyó en uno u otro de los maestros. Los llamados Padres Apologistas (griegos y romanos) prefirieron mayoritariamente a Platón, siendo San Agustín, el obispo de Hipona, su máximo expositor. Mientras que los escolásticos optaron por Aristóteles, guiados por Santo Tomás de Aquino.
Padres Apologistas Escolásticos
El Monacato Femenino
Durante los primeros siglos de la Era Cristiana el Concilio de Elvira dio cuenta de la existencia vírgenes consagradas y ascetas. Una característica del monacato en Hispania es el eremitismo rupestre. Los descubrimientos de cuevas y las investigaciones sobre el uso y destino de las mismas, abundan en la certeza del origen pagano de estos lugares.
Monasterio San Pedro de Rocas
Hacia el siglo III escribió Tertuliano como crítica: ¡Qué cínicas las mujeres herejes! Se atreven a enseñar, a discutir, a exorcizar, a curar y a bautizar. Por otra parte, Priscilo pese a que fue ordenado Obispo de Ávila en el siglo IV, tiempo después por el uso de los textos apócrifos, se lo equiparó con los gnósticos y los maniqueos, hasta que fue acusado de herejía, excomulgado y finalmente condenado a muerte.
Tertuliano de Cartago
Priscilo, el Obispo de Ávila tuvo seguidores tanto en integrantes de la nobleza como en el pueblo llano, y especialmente entre las mujeres. Ellas se organizaron formando dos grupos: uno compuesto por una maestra y sus discípulas. Y el otro, totalmente estructurado en comunidades de mujeres, que estaban dirigidas por un asceta. Las invasiones de los vándalos, los suevos y los visigodos durante el siglo V paralizaron el desarrollo del monacato hispano.
Priscilo
Pero el eremitismo sobrevivió. Luego, la conversión de los visigodos abrió un período de esplendor de monasterios. A ello contribuyeron los Cuatro Santos de Cartagena (San Leandro, San Fulgencio, San Isidoro y Santa Florentina). Ellos escribieron reglas sobre cuestiones monásticas, además de la regla común o de los abades. Ella recibió la herencia que había ganado: la de la virginidad.
San Leandro - Francisco Salzillo
Las reglas de San Leandro, por las que debían regirse las vírgenes, las escribió, dirigiéndolas a su hermana: Olvidada de la fragilidad mujeril, vive con vigor varonil, porque ha robustecido con la virtud la debilidad del sexo y no ha entregado a la esclavitud del cuerpo lo que por ley natural está sometido al varón. XXVI. Se debe huir de la vida individual. Huye, te lo suplico, la vida particular.
San Fulgencio - Francisco Salzillo
No imites a aquellas vírgenes que habitan en ciudades en celdas aisladas, pues una muchedumbre de inquietudes las oprime; en primer lugar, el interés por agradar al mundo les lleva a no presentarse con vestidos pobres; luego, abrumadas por las preocupaciones domésticas, mientras se ocupan de atender a su sustento, descuidan las cosas del servicio de Dios.
San Isidoro - Francisco Salzillo
La vida particular vino a la Iglesia de la práctica de los gentiles; como los apóstoles no pudieron reducir a éstos a su género de vida, permitieron a la Iglesia de origen gentil vivir como particulares y usar de sus propios bienes. Por el contrario, los hebreos, que recibieron la fe en tiempos apostólicos, observaron la misma norma de vida que ahora conservan los monasterios.
Santa Florentina – Francisco Salzillo
Se promulgaron reglas sobre los monasterios dúplices y los familiares. El Segundo Concilio de Nicea en 787, en su canon XX, condenó la construcción de monasterios dúplices Estos últimos tuvieron gran difusión en la época de la Reconquista española y favorecieron la repoblación de grandes extensiones despobladas. Es lo que se conoce como monacato repoblador. Con respecto de los monasterios dúplices, se estableció en el canon XI del Concilio II de Sevilla y en varios capítulos de la Regla Común:
Concilio II de Sevilla
Mandamos que en el monasterio de monjas habiten los monjes lejos de las celdas; y éstos han de ser pocos y perfectos, de modo que de entre muchos se elegirán aquellos bien experimentados que casi hubieren envejecido desde bastante tiempo en el monasterio, a quienes siempre les recomendó su vida casta y a quienes los cargos de acusación no les obligaron a quedar fuera de la iglesia como excomulgados.
Monasterios Dúplices
Por tanto, deben habitar en el monasterio de vírgenes aquellos que o bien deban cumplir algún servicio de carpintería, o bien deban preparar a los monjes que llegan de hospedaje, y han de ser como guardianes de esos vasos en cuanto a los jóvenes de ambos sexos. Las monjas no tendrán autorización alguna para salir; y sin la bendición de la abadesa no deben buscar después ocasión en manera alguna de dar el ósculo de paz o hablar con los varones. Y, si obraren de otro modo, quedarán sujetas a la regla.
Monasterios Familiares (o Particulares)
El Concilio II de Sevilla también se pronunció sobre los monasterios familiares: Suelen efectivamente algunos organizar monasterios en sus propios domicilios por temor al infierno, y juntarse en comunidad con sus mujeres, hijos, siervos y vecinos bajo la firmeza de juramento, y consagrar iglesias en sus propias moradas con título de mártires, y llamarlas bajo tal título monasterios.
Monasterio en Ruinas
Pero nosotros a tales viviendas no las denominamos monasterios, sino perdición de almas y subversión de la Iglesia. De ahí provino la herejía y el cisma y gran controversia por los monasterios. Y de ahí dicha herejía, por el hecho de que cada cual elija a su gusto lo que le pareciere, y crea que lo elegido es santo y lo defienda con sofismas.
Monasterio en Ruinas
Cuando encontraréis a estos tales, habéis de tenerlos no por monjes, sino por hipócritas y herejes; y éste es nuestro deseo y lo que rogamos encarecidamente a vuestra santidad y mandamos: que no tengáis trato alguno con esos tales ni los imitéis; y porque viven a su capricho, no quieren estar sometidos a ningún superior; no entregan a los pobres nada de sus bienes, sino que incluso tratan de quedarse con lo ajeno, como si fueran pobres, para lograr con sus mujeres e hijos mayores lucros que en el siglo.
Monasterio en Ruinas
La Regla común o de los abades establecía cómo sin peligro, habrían de vivir en el monasterio los varones con sus mujeres e hijos. Debían abandonarlo todo y morar en el monasterio como huéspedes y viajeros bajo obediencia al abad. Durante la Reconquista los monarcas premiaron a nobles y a clérigos con la entrega a título de donación, de territorios y vasallos sobre los cuales ejercer hasta las potestades de jurisdicción. El señorío podría incluir monasterios construidos, o bien el encargo de edificar uno.
Monasterio en Ruinas
Estos monasterios admitían que se donasen matrimonios con hijos y esclavos, siempre que se sometieran a la pobreza monástica y a la obediencia al abad. De este modo se pudo llevar a cabo la obra repobladora y de gobierno, pues cubrían las necesidades espirituales y de prestigio de la estirpe que las familias requerían. Frecuentemente no sólo elegían al abad, sino que éste era miembro de la propia familia.
Alfonso VI y su segunda esposa Constanza de Borgoña favorecieron la fundación de monasterios adscritos al de Cluny, las hermanas del monarca, Elvira y Urraca, afianzaban sus infantados en torno al rito hispano visigodo. Y Urraca I (hija de Alfonso VI) y también la hija de ésta, Sancha Raimúndez eligieron a los canónigos regulares de san Agustín para San Isidoro de León.
Alfonso VI
Constanza de Borgoña
Urraca I
Infantas, reinas y otras personas nobles, fueron elogiadas especialmente al realizar donaciones a los monasterios, ampliando en su caso el infantado. Así fue como Gontrodo Pérez (madre de Urraca la asturiana) logró ser, según se inscribió en su lápida: esperanza de su familia, la honra de su patria y el espejo de las mujeres. Los restos de su hija se conservaron en el arca de la Capilla del Sagrario en Palencia.
Capilla Sagrario
En el siglo IX, San Eulogio se propuso mejorar las normas que regulaban, en el oriente de Al-Andalus, las peculiaridades del monacato mozárabe. Por otra parte en el monacato mozárabe el fenómeno milagrero no era muy frecuente. El régimen ordinario era el monasterio dúplice, oculto en la serranía. El ideal monástico lo representaba la monja Columba.
Santa Columba
De la monja Columba (o Santa Columa) se dijo que era: un espejo de santidad, sublime en la humildad, perfecta en la castidad, firme en el amor, atenta en la oración, pronta a la obediencia, misericordiosa para con todos, fácil para perdonar, competente para predicar, diligente para enseñar. Hermosísima y nobilísima, espejo y norma de santidad para todos los cordobeses.
Columba
La Orden Militar de Santiago fue propia de Hispania. Santa Eufemia de Cozuelos fue el primer monasterio femenino perteneciente a única Orden de Caballería religiosa en la que los frailes podían contraer matrimonio libremente: sólo el Maestre debía ser célibe. En tiempos de guerra, mientras los varones estaban ausentes, las mujeres vivían en estos conventos.
Monasterio Femenino de Santa Eufemia de Cozuelos
Por otra parte las mujeres, viudas en su mayoría que quisieran ingresar en la Orden como religiosas, encauzaban su vocación santiaguista femenina. Esto suponía para la Orden ser la donataria de todos los bienes que las freilas donaban cuando ingresaban, para que se dispusiera de ellos después de su fallecimiento. En el monasterio, inicialmente, hubo una comendadora al frente de dos comunidades, una masculina y otra femenina. A finales del siglo XII pasó a ser sólo de mujeres.
Monasterio Femenino de Santa Eufemia de Cozuelos
Las Reglas de Santiago atribuyeron a las comunidades de freilas, además de las funciones de culto divino, las de educación de las hijas de los frailes y freilas y la de acoger viudas de forma temporal o permanente. Estos monasterios fueron encomiendas que heredaron padres e hijos, no pudiendo heredar las mujeres. La discriminación hizo que tampoco pudieran ser caballeras ni clérigas.
Monasterio Femenino de Santa Eufemia de Cozuelos
Cuando en la Orden de Santiago se separó lo militar y laico de lo espiritual, a las freilas no les quedó más espacio que el de la clausura. Esto dio origen a un conflicto. La creación del Consejo fue dirigida a la finalidad principal que buscaban los monarcas: una Orden a su exclusivo servicio. Para ello, una vez más, la estricta clausura se impuso a las freilas, consolidando el orden patriarcal.
Orden Militar de Santiago
El sistema eclesiástico durante el monacato puede mostrarse en una simplificación gráfica del mismo para facilitar una mejor comprensión de su compleja estructura. En principio supone la existencia de Dios, a quien confiere la máxima autoridad, y dependiendo de Él a su representante en la tierra: el Papa (Obispo de Roma), que supervisa tanto al clero secular como al regular.
San Pedro
En el primero los arzobispos y cardenales organizan las diócesis, por medio de sus obispos, que coordinan las parroquias de los sacerdotes. En el segundo se destacan los abades principales, de quienes dependen los superiores de los conventos y monasterios, los priores y cardenales, que conforman la curia romana, el colegio cardenalicio, que organizan a frailes, monjes y monjas.
Sistema Eclesiástico
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