sábado, 2 de junio de 2018








N° 18 AÑO II
Junio de 2018

Texto: Alicia Grela Vázquez
Imagen: Elsa Sposaro

Casandra


SUMARIO

Adelfas

Casandra 




Adelfas

Desde este luminoso lugar, que es mi país, les contaré, ya que así me lo han pedido, las historias de la guerra que sé, por haber tomado parte de ella y padecido sus consecuencias. Nada diré que no sea verdadero. Pero mi versión, que algunos llamarán interesada, puede que difiera de la que conozcan a través de las voces de algunos poetas.




Ustedes como anteriormente los griegos, nuestros enemigos malos, consideraron creativos a quienes con lenguas de víboras silbaron dudosas acciones. No insistiré en esta cuestión. La guerra continúa y así ha sido a través de los siglos. De ustedes sólo pido la atención y el relato será la apología (defensa y elogio) de nuestros hechos.




Palas Atenea (Minerva) - Fidias


Pongo a Palas por testigo, juez y parte, (diosa de la sabiduría, de la justicia y de la guerra) de cuanto les he de decir. Y pido a Apolo, que sabe la verdad, me castigue, como lo hizo con mi amiga Casandra y me condene de igual modo, si mis palabras fuesen engañosas.



Apolo



Comenzaré por decirles que nací en un tiempo que se remonta más de tres milenios atrás, en lo que llaman Asia Menor, en las proximidades del Estrecho de los Dardanelos, (Helesponto). En la ciudad más bella y próspera de la región: Ilión (Troya).



Plano de Ilión (Troya)



Las características de nuestro pueblo y las de nuestra geografía no han sido bien descriptas y no son concordantes con nuestra realidad. A las que ya mencioné, agrego la presencia de los pozos de agua que permitieron sobrevivir a la población por los diez años que duró la guerra y también las tierras de cultivo. Eso también nos ayudó a seguir con vida hasta el fin.



Localización de Troya



Es la nuestra una tierra joven, montañosa, marinera. El clima es benigno con una estación seca: el verano muy propicio para la instalación humana. Para entonces el bienestar general de nuestra gente y la magnificencia de nuestros reyes estaban basados en la estratégica posición de Troya, la amurallada.



Murallas de Troya



Las ventajas del sitio se unían a las de la posición que le permitiría a nuestro estado tan pronto cobrar impuestos a las naves que traficaban entre los mares Egeo y Negro, como controlar las rutas a Oriente y abastecerse del trigo producido por las ubérrimas zonas asiáticas.



Cereal y afrechillo


Este auge en el comercio favoreció algunas incursiones navales que llegaron a las costas griegas. Pero aquí la mala conciencia de los helenos actuó contra nosotros. Fuimos considerados piratas, porque por su propia experiencia interpretaron que haríamos luego, lo que primero hicieron los aqueos y luego los dorios: la invasión exitosa de un territorio.



Desembarco de los piratas aqueos


Si un pueblo cobra un derecho de paso eso es peaje y debe hacerlo para mantener las rutas de manera tal que sean seguras. Cuando nosotros lo hacemos, somos abusivos, y carecemos del derecho natural para legitimar esa acción que podría considerarse como meramente impositiva.

La felicidad no tiene historia. Puedo poco decir de mí en esos años, sino sólo que cumplía con todas las condiciones de posibilidad de la eudemonía. Nacida en el seno de una buena familia, fui llamada Lisis, porque esa era una invocación y un modo de realizar los deseos de mis padres.


Familia real troyana



Crecí como otros niños, atendiendo a las reglas de una moral heroica: el amor a la gloria. Realizábamos nuestro ideal. La virtud o perfección (areté) era el honor, del cual fuimos atrozmente despojados. Pero no me anticiparé. Los días entonces para mí transcurrían iguales los unos a los otros.

Compartía con Casandra y sus hermanas el apodo de adelfa, pues era una más entre ellas, como así también el aprendizaje de los buenos hábitos para comer, las enseñanzas de canto y a ejecutar la lira, mientras los varones practicaban el manejo de las armas. Algunas de ellas, las más antiguas, eran aún de cobre y las alternaban con las más nuevas: de hierro.


Adelfas



En el tiempo libre que nuestra instrucción nos dejaba, corríamos por los huertos y jardines que rodeaban el palacio real o nos demorábamos en las habitaciones perfumadas, conversando, haciendo planes, saboreando algunas de las delicias que nos llevaban o intercambiando ropas, calzados y adornos, para divertirnos y vernos mejor.


Tu peplo por mi clámide. Tu broche por mis sandalias. Sólo eso se oía y nuestras risas. Casandra ya daba a conocer sus profecías. Pero en ese medio, era igual que le creyésemos o no. Más tarde, aún anunciándoles el trágico final, fue desatendida por los suyos, que así contribuyeron a él. Los nuestros fueron no sólo sordos a sus voces, sino que cruel y estúpidamente, se burlaron de sus visiones.


Profecías de Casandra



¡Horrible venganza de Apolo por no ceder a su requerimiento sexual! El dios la desacreditó y al hacerla inverosímil introdujo múltiples e indeseables efectos: a ella la hizo pasar por loca (como si los locos no pudiesen también decir la verdad); a quienes la queríamos nos llenó de dolor su sufrimiento y la incomprensión de que fue objeto; y a todos nos llevó a ser víctimas de los aqueos que llamaban bárbaros a quienes no hablaban su lengua (y balbuceaban).

Los dulces años pasaron. Eso lo supo cuando llegaron las naves griegas. Mil doscientas, quizás más. Los más jóvenes llegamos hasta la costa para presenciar el comienzo de nuestro fin. Barcos de diferentes características y tamaños, pero todos con remos y velas tomaron su lugar en nuestra mar.



Naves invasoras griegas


Grandes hombres invasores daban gritos y al cabo de poco tiempo otro grupo había terminado de construir un campamento militar y una empalizada que ocultaba las naves de nuestra vista. Corrimos a contar la mala nueva, preguntándonos el porqué de todo ese despliegue.


Campamento griego en Troya


Más tarde hubo muchas versiones. Durante los diez años que duró la cruenta guerra oímos tantas y tan diferentes...Si la guerra fue sangrienta, la paz lo fue aún más. En la pelea se derramó la sangre de nuestro campeón (Héctor) y de nuestros héroes. Pero, ¿qué sucedió cuando fuimos vencidos? ¿Acaso nos fue mejor entonces?



Entrada del caballo de Troya – Tiepolo



Los griegos nos impusieron sus reglas: sólo la victoria da derechos. Durante una década, y aún después sufrimos por un conflicto insalvable, un poder oculto nos aplastó. Pero debíamos presentar batalla e intentar la superación. Pero ¿cómo hacerlo sin ofender a los dioses? ¿Cómo, sin incurrir en la hybris, el exceso, el peor de los pecados que desencadenaría mayores males como castigo a nuestras acciones?



La diosa Hybris



 El conflicto nos enfrentó a la fatalidad, a lo inevitable, al dolor y a la muerte. En la desesperación por entender lo incomprensible, por racionalizar lo irracional, buscamos causas, responsables y hallamos culpables (o inocentes) que castigamos. La versión de nuestro enemigo pone como agentes de nuestra destrucción a las diosas Hera, Atenea y Afrodita.


Hera, Atenea y Afrodita – Simonet


La vanidad, la competitividad y el egoísmo divino se habrían manifestado en el certamen que determinaría cuál era digna del título que conferiría la manzana de la discordia de Eris: “a la más bella”. El primer concurso de belleza, llevó al episodio conocido como el Juicio de Paris.



El Juicio de Paris - Rubens



Yo, como le oí decir a Hécuba, nuestra reina, primero la esposa y la viuda luego del prolífico rey Príamo, considero que las diosas son inocentes y sólo los hombres son culpables. Éstos acusan a Afrodita, diosa del amor, de los deseos insensatos de Paris, que lo motivó al rapto.



Hécuba y Príamo



Otros eligen, como Hécuba, a Helena, hija de Zeus y Leda, como desencadenante del conflicto. Pero yo sé, porque vi la conducta de su esposo Menelao, que no vino por ella, sino por nosotros y nuestras riquezas.



Helena


Helena prefiere responsabilizar a Hécuba (la madre de su raptor). Pero ¿se puede pedir mayor sacrificio a una madre de muchos hijos, que el abandono de aquél (Paris) que las visiones proféticas anunciaran como el fin de los troyanos? Su acción fue para salvar a toda su descendencia de la destrucción y la muerte.


Ella, Hécuba, entre lágrimas, lo dejó para que muriese. ¿Habría que culpar a la osa que lo amamantó como a otro de sus cachorros y le salvó así la vida? ¿O quizás al piadoso Príamo que al verlo fuerte y hermoso lo sumó nuevamente al conjunto de su numerosa prole? Él hizo de Paris un Alejandro. Y éste nunca fue consecuente con su nombre. ¡Cobarde!


Helena y Paris


Muchas veces oí los reproches de su madre, de su esposa y de su heroico hermano, nuestro campeón: Héctor. ¿Cómo entender que Andrómaca, con la que tantas veces jugué de niña, fuese llevada por sus verdugos? ¿Cómo, que fuese tomada por Pirro, el hijo de Aquiles, el matador de su esposo? ¿Cómo, que se destruyera un matrimonio ejemplar como el suyo?




Hécuba y Polixena – Merry-Joseph Blondel



¿Cómo, que decidieran por ella dar muerte a su pequeño hijo, por ser la semilla de nuestro bravo campeón: Héctor? Esta práctica se repetirá muchos siglos más tarde, aunque con variantes. Esto para no mencionar las intrigas en las que debió tomar parte, para vengar tanta infamia. Andrómaca fue elegida por sus virtudes. Ella sabía lo que debe conocer una esposa: cuándo hablar, y cuándo callar...



Héctor se despide de su esposa Andrómaca y su hijo Astianacte



Y la pequeña Polixena, a poco apareció degollada en la tumba a la que estaba consagrada. Y justamente de Aquiles, que se enfrentó a los jefes griegos primero, por la hegemonía de los ejércitos y luego, por el reparto del botín de guerra, parte del cual era una de nuestras hermanas.



Polixena sacrificada por Neoptolemo - Timiades



Pero vuelvo a Hécuba, la que fue no sólo la madre de mi amiga, sino la mía como la de todo mi pueblo. Ella fue entregada a Ulises como esclava. Se trató de conformarla diciéndole que sería servidora de una mujer casta, de una reina, de Penélope. ¡Pobre consuelo ofrecido a sus muchos y nobles años!




Hécuba ciega a Poliméstor


No sería una de las que yacen heridas por las duras tareas manuales y el maltrato de sus amos. Pero seguramente conduciría, educaría a los hijos del astuto destructor de su reino y su gente. Por su extracción y formación sería pedagoga. Una esclava que enseñaría valores fundamentales y trascendentes a sus enemigos y opresores.


Hécuba


Finalmente les diré de mi gran amiga Casandra. Ella, como sus hermanas, fue educada y conservada virgen por su madre. Las demás, esperando hallar y merecer buenos maridos. Ella, para consagrarse como sacerdotisa al culto de Apolo. Y fue precisamente ella quien fue violada y tomada como amante por el rey de reyes de los ejércitos panhelénicos: el poderoso Agamenón.



Casandra y Ayax – S.J. Solomon



Este miserable rey, que porfió su jefatura con el más astuto: Ulises; con el esposo ofendido: Menelao (su hermano y concuñado, además) y hasta con un semidiós: Aquiles; y salió triunfante, pues a criterio de los griegos era más porque tenía más. Desde entonces, en el mundo que fue de ellos, se consagró esta ley: ser es tener. Así, es más el que tiene más. Tanto tienes, tanto vales. ¡Pobres vencedores y míseros vencidos!



Arrastrada por Ayax Casandra se aferra al paladio



Nuestra Casandra, que se negó a cantar por no celebrar malas acciones, prometió la muerte a Agamenón. Ella recibió la luz por Apolo, y también su furor y demandó a Himeneo la llama correspondiente a las bodas de las vírgenes (ella lo era). Recuerdo de ella su bravura, su sensatez, cuando pedía rehuir la guerra, pero exigía valentía en la lucha, si ésta sobrevenía.



Arrastrada por Ayax Casandra se aferra al paladio



Evoco las críticas de los nuestros, cuando ella reía de sus males domésticos y cotidianos y predecía cosas (que podrían no suceder nunca, como los viajes de Ulises). Elogio su fuerza y su sabiduría, cuando afirmaba que el muerto no llora por sus dolores. La muerte no es nada. La vida espera siempre.



Coro de troyanas


Ella es nuestro emblema patrio. Con ella los frigios seremos símbolos de libertad para el mundo venidero. Los reyes, los poderosos, no son necesariamente superiores a los que nada valen, a los comunes, como lo mostró el más grande de los griegos poseído por el deseo de esa ménade.



Frigios símbolos de la libertad



Atis con gorro frigio


Finalmente, en mi despedida de ustedes, agradezco a Atenea que haya querido hacer justicia (Diké) y tomar venganza por Casandra, que fue arrastrada de su templo por los invasores griegos, sin que ni uno solo de ellos saliese en su defensa. Por eso Palas, persuadiendo a Poseidón consiguió liberar la furia del mar.




Poseidón (Neptuno) – A. Kim



Minerva también obtuvo de Zeus el granizo y el fuego del rayo que llevaron al naufragio a las naves de los saqueadores de Troya...Nosotros, los pocos que sobrevivimos a los terremotos, los maremotos, los incendios y la furia de los griegos, reconstruiremos Ilión piedra por piedra, con ayuda de los dioses.



Zeus y Neptuno provocan el naufragio de los griegos





Casandra 

Ismael Serrano








  REFLEJO DE MUJER  N° 52   AÑO V ABRIL de 2021   Texto: Alicia Grela Vázquez Imagen: Elsa Sposaro Juana de Flandes SUMARIO Isabel...